Los últimos días de diciembre pasado se vivieron momentos de tensión y violencia afuera del Congreso de la Nación, mientras diputados debatían la polémica Reforma Previsional.
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Ante este panorama, donde policías y manifestantes resultaron heridos, y con el objetivo de evitar una situación similar, el Gobierno Nacional decidió postergar para después de febrero el debate en torno a la reforma laboral, debido a la falta de consenso entre los sindicatos y de los bloques opositores, como el PJ.
Macri tenía pensado impulsar el proyecto cuando antes con sesiones extraordinarias. Pero las vacaciones de los funcionarios y, sobre todo, las idas y vueltas entre el Ejecutivo y la CGT, hicieron cambiar de planes.
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A pesar de que antes de fin de año, el ministro de Trabajo de la Nación, Jorge Triaca, se reunió con funcionarios para acercar posiciones con los dirigentes gremiales, prefirieron ponerle paño frío a la situación y no acelerar la aprobación de la propuesta legislativa.