Juliana Awada se ajustó a las reglas de protocolo y llegó junto a su marido, Mauricio Macri, a la Biblioteca del Palacio Apostólico vestida de negro de pies a cabeza.
Con un vestido negro de líneas simples de la marca Ménage a Trois, un abrigo corte 3/4 liso y medias oscuros opacas. Los stilettos eran cerrados y un taco fino y bien alto, un poco más de lo recomendable a nivel protocolar.
Además, llevó el pelo lacio, a diferencia de los recogidos que había usado en las últimas audiencias y una mantilla negra de encaje que usó para cubrir su cabeza, tal como establecen las reglas del buen vestir del Vaticano.
Optó, como siempre, por un maquillaje totalmente natural y para completar el look, las uñas pintadas de blanco transparente.
En tanto, el Presidente eligió un ambo azul oscuro, camisa blanca y corbata en los mismos colores del traje. Según la normativa de ceremonial los hombres deben usar paletas oscuras para los trajes y las corbatas. La camisa tiene que ser únicamente blanca.
Actualmente el protocolo vaticano no es tan rígido como en épocas anteriores, pero existen ciertas reglas que se deben seguir.
Los medios nacionales e internacionales replicaron la imagen de la primera dama que lució, una vez más, distinguida y señorial, y se destacó por la excelencia y correcta elección de su vestuario para el encuentro con el Papa Francisco.