Como un número de un solo dígito sabe a poco, mejor expresar los minutos en unidades menores. Entonces serán 360 segundos o 3.600 décimas de segundo, el tiempo que tendrán los abogados defensores del país para acrecentar la deuda externa o para permitirnos un respiro del agobio.
Para que no duela tanto, también suena mejor cuando convertimos el dinero local de casi 50 mil millones de pesos en billetes verdes: así, son "solamente" 3 mil millones de dólares.
El jueves 15 próximo, en la Cámara de Apelaciones de Nueva York, Argentina tendrá poco tiempo y mucho en juego. Ese día, la corte norteamericana deberá decidir si le compete o no hacerse cargo del juicio que inició el Grupo Petersen contra el estado argentino e YPF por la privatización de la empresa petrolera.
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El fondo norteamericano Burford Capital, que se hizo cargo de los derechos del litigio, se basa en la queja presentada por el Grupo Petersen (hoy en quiebra) por haber quedado fuera de la privatización de YPF. Aunque posee una sentencia anterior favorable en 2016, en esa ocasión, únicamente se discutieron las “excepciones previas”.
La defensa del país, a cargo del estudio Skadden, necesitará demostrar en la audiencia gran poder de síntesis, oratoria, inteligencia, fundamentos jurídicos y, posiblemente, expresarse como locutor leyendo publicidad.
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Los argumentos deben convencer a la jueza Loretta Preska para atraer el juicio a tribunales argentinos. Se espera que los hechos de que haya otro gobierno defendiéndose (distinto al que, inicialmente, se sentó en el banquillo con el juez Thomas Griesa) y que existan acuerdos anteriores con los houldouts resueltos en buen término, jueguen como cartas a favor del Estado Nacional.
Repatriar la discusión es un cambio de estrategia del gobierno. El dinero en disputa es el monto más alto después de haber acordado con el 98 por ciento de las causas iniciadas con el default.