El mantenimiento de la flota vehicular de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) es el eje de esta etapa del conflicto en la dura pulseada que mantienen el Gobierno de Juan Schiaretti y Luz y Fuerza desde abril pasado.
La semana pasada, el directorio de la firma estatal dispuso descentralizar las reparaciones y terminar con la tradición de mandar los 1500 autos, camionetas, camiones e hidrogrúas al taller mecánico propio de la EPEC para realizar ahí todos los trabajos. Según esa resolución, no era económicamente conveniente traer a Córdoba capital vehículos de todos los extremos del territorio provincial.
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La nueva norma se tomó después de que la tasa de arreglos cayera de manera abrupta en los últimos meses y, a la vez, crecieran las dificultades para encontrar vehículos disponibles.
Fuentes de la compañía detallan que hace dos semanas no había una hidrogrúa en condiciones en toda la ciudad de Córdoba. Y ponen como ejemplo el caso de un simple cambio de batería de un auto de Río Cuarto que se habría encarecido el 300 por ciento por la imposición de trasladar el vehículo a la capital provincial.
En el taller de la EPEC, los empleados afirman que las demoras se originaron por un doble recorte: el de las horas extra que percibían y el de los giros para pagarles a proveedores y a mecánicos particulares a los que les derivan los vehículos que requieren de arreglos más complejos.
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En el lugar, un grupo de operarios y dirigentes de Luz y Fuerza montan una suerte de guardia permanente. Niegan estar de paro y aseguran que con su presencia en el taller ubicado en Villa Revol bloquean cualquier intento de las autoridades de retirar los vehículos que se amontonaron en los últimos meses a la espera de una reparación.
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