“Me jubilé, pero jamás voy a dejar de ser política”, dice esta mujer que se hizo conocida a partir de su exposición en el Juecismo, cuando el movimiento que lidera, y creó el hombre que le diera su nombre Luis Juez, la convocó para que forme las bases del nuevo partido junto con él, dejando atrás años de militancia en el radicalismo.
“En el año 2003 perdí a gente muy querida para mí; mi padre y Ramón Mestre”, dice con convicción y tristeza.
Se reconoce una apasionada de su trabajo. Y ello, por supuesto, le ha restado tiempo a sus afectos: “Desde que yo iba al colegio, ya me involucraba en la política”. Y cuenta que, a pesar de que no era demasiado común que las mujeres se interesaran por la política, su familia siempre la comprendió: “Mi mamá entiende que me gusta la política y mordiéndose los dientes soportó mis ausencias”.
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Acaba de jubilarse. Y lo hace en el ámbito público, dejando su lugar en el Ministerio de Defensa.
Pero cuenta, con orgullo, que ella ingresó trabajando en la Nación para el Mundial del ‘78: “Yo estaba en la organización del Mundial ‘78. Vi muchas cosas y tuvimos que prepararnos por el momento político para situaciones complicadas. Por ejemplo, siempre estuvimos preparados para un atentado”.
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Su último trabajo en la función pública fue al lado de Oscar Aguad (Ministro de Defensa). “Juez y Aguad son dos etapas en mi vida, muy distintas para mí”, asegura.
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En ese espacio cumplía funciones en la secretaría presupuestaria. Fue durante su gestión que recibió el golpe más duro: el hundimiento del ARA San Juan. “Yo fui la primera persona del Ministerio que se enteró de la desaparición del submarino”. Con una inmensa tristeza, no escatimó en asegurar que ese fue EL DOLOR MÁS GRANDE DE SU GESTIÓN, QUE MARCÓ TAMBIÉN, UN ANTES Y UN DESPUÉS EN SU VIDA.