Durante el 2017 que se está cerrando, más de 80 mil familias tomaron créditos UVA -atados al índice de inflación oficial- para acceder a la vivienda propia. En la última semana del año, el gabinete económico del Gobierno Nacional recalculó las metas inflacionarias, reconociendo que serán mayor a lo previsto, y disparó las alarmas.
Antes del anuncio, quienes tomaron el crédito esperaban para 2018 una inflación del 10 por ciento y del 5 para el 2019. El panorama cambió y se espera que los precios suban un 15 por ciento el año que está por comenzar. Especialistas relevados por Clarín minimizaron el cambio: creen que solo es un sinceramiento del Gobierno a la realidad y que las metas no definen mucho, sino que lo hacen los aumentos de salarios y el alza de precios.
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"Acá no importa de cuánto sea la inflación. Lo único que interesa al tomador del préstamo es que su sueldo siga a la inflación, es la única variable que hay que mirar en realidad", explicó Germán Gómez Picasso, de Reporte Inmobiliario. Inclusive, pronosticó más demanda de créditos para el año próximo: "Si explotó el sistema con la actual inflación, cómo será cuando sea del 15 o 12 por ciento. Si me dijeran que la inflación se va a ir de 25 a 40 por ciento ahí sí lo vería con preocupación, pero acá se está hablando de una baja".
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Casi en la misma sintonía opinó Federico Furiase, del Estudio Bein & Asociados, quien llevó tranquilidad en el mediano plazo: "En el corto plazo, quien tomó un crédito UVA va a tener cierta restricción porque este movimiento del dólar y esta aceleración puede complicar, pero a mediano plazo lo veo como positivo, porque tener un Banco Central que va a ir más lento en la ansiedad con que intenta desinflar lo vuelve más sostenible porque es consistente con un menor atraso cambiario, un menor costo de financiamiento para las pymes y le deja pesos liberados al financiamiento del déficit fiscal".