Después del escándalo de aquella noche en la que detuvieron a en el convento General Rodríguez cuando intentó esconder los nueve millones de dólares, le tocó el turno de declarar a su mujer María Amalia Díaz.
Está acusada de ser partícipe necesaria en la causa por enriquecimiento ilícito del ex funcionario kirchnerista. La esposa presentó un escrito ante el juez Daniel Rafecas y se negó a responder preguntas. Allí confirmó su vínculo con la madre Alba y aseguró que ella creía que López iba al monasterio por un retiro espiritual.
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Según su testimonio, Díaz nunca vio los bolsos ni sabe de dónde provenía el dinero. Además, reveló que esa noche “discutieron cuando bajó del arma”. En el escrito citó: “Estaba abocada rendir mi último final de la facultad para recibirme de abogada y trataba de evitar un poco el contacto con José”.
María Amalia Díaz contó que hacía tiempo el ex secretario de Obras Públicas “no encontraba paz” y sospechaba de una infidelidad por “su comportamiento anormal”. Al parecer, desde hacía tiempo tenía actitudes atípicas porque la mujer aseguró que estaba perseguido y que sentía que lo espiaban.