Su última aparición política dejó en claro que María Eugenia Vidal no sólo puede enfrentarse a “los machotes bravos” del conurbano, tal como lo expresó Mauricio Macri. Además, es una bella mujer que no pierde su feminidad. Sin embargo, fue un aprendizaje ligado a la política.
Desde que comenzó su carrera política tuvo un profundo cambio de imagen que incluyó vestuario, peluquería, gimnasio y oratoria. Fue durante la última campaña del macrismo que la consagró como gobernadora de la provincia de Buenos Aires, cuando el cambio se hizo más evidente. En el proceso perdió 17 kilos.
La transformación comenzó en el 2011 y sigue sorprendiendo hasta hoy, cuando apareció con un vestido, un atuendo inusual en el guardarropa de la gobernadora. Sólo la pudimos ver con elecciones similares en fiestas o cócteles pero nunca en un acto oficial, donde siempre predominó un look ejecutivo.
El mejor ejemplo es el vestido verde, uno de sus colores favoritos, que eligió para la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, en el 2016.
El concepto, que hasta ahora predominaba en sus atuendos oficiales, cambió cuando lució junto a Macri un vestido muy moderno, de color naranja estridente que hasta obligó al presidente a hacer varias referencias durante su discurso.
Hasta ahora, las rodillas de María Eugenia Vidal eran un secreto muy bien guardado que el viento se encargó de develar casi de manera atrevida. La foto se viralizó de manera instantánea en las redes sociales.
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