El arrepentido cordobés Miguel Vera asegura que fue defraudado por la Justicia. Apunta contra los dos fiscales que intervinieron en el proceso de la causa de la financiera CBI, por el que fue condenado la semana pasada: el instructor Enrique Senestrari y el del juicio, Carlos Gonella.
Este último en su alegato, pidió diez años de prisión, la multa más altas de todas -más de 1.400 millones de pesos- y además lo trató de traidor. Para Vera, la severidad de la condena que recibió busca disuadir a otros arrepentidos de colaborar con las causas por corrupción.
Miguel Vera admitió su participación en las maniobras para blanquear decenas de millones de dólares originados en la corrupción durante las administraciones del kirchnerismo. Detallando cómo las empresas fantasma que él manejaba monetizaban cheques en el Banco Nación, se convirtió en el primer imputado colaborador, lo que le permitió salir de la cárcel en 2016.
Esto ocurrió casi dos años antes de la causa cuadernos de las coimas, cuando la figura del arrepentido se vuelve popular. Pese a sus revelaciones, en la Justicia Federal de Córdoba no hubo avances significativos sobre la ruta cordobesa del dinero “K”.
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En esta primera entrevista tras la severa condena que recibió la semana pasada, expresó su disposición a colaborar en otras causas por corrupción. Entre otros detalles, promete revelar uno de los mayores misterios del caso CBI: la identidad del titular de la caja de seguridad bautizada "Somos Cristina", cuyo bloqueo no fue solicitado por el fiscal Enrique Senestrari.
El empresario se incorporó al Programa Protección de Testigos y recibe custodia las 24 horas, desde el pasado viernes 24 de mayo luego de denunciar amenazas.
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