Corría el año 2006 cuando Oscar Centeno (63) se separó de su penúltima pareja. El destino lo llevó hasta un apart hotel, adonde pasó sus primeros días de soltero y conoció a Hilda Horovitz, hoy de 51 años y por entonces la encargada del lugar.
Centeno y Horovitz no tardaron en establecer una relación amorosa. Él, sargento retirado del Ejército Argentino, trabajaba como chofer de Roberto Baratta, el número dos de Julio De Vido, quien antes lo había contratado como el chofer de su madre.
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Ese trabajo y esa relación amorosa le terminaron costando la libertad a Centeno, que ahora podría declarar como arrepentido en el escándalo por los cuadernos y el reparto de supuestas coimas.
Amor, separación y denuncia
Una vez establecida, la pareja se mudó a una casa en Martínez, en el norte del Gran Buenos Aires. Luego pasaron a un departamento que tenía Centeno y en 2012 finalmente se instalaron en Olivos.
Mientras tanto, el chofer le consiguió trabajo en el Ministerio de Planificación por una gestión de Baratta, en el área de los yacimientos carboníferos de Río Turbio. Horovitz no ocultaba su gusto por Néstor y Cristina Kirchner en sus redes sociales e, inclusive, cuestionaba a los que votaron a Macri "y ahora se quejan". En Facebook también le dedicó palabras al detenido Baratta, declarando su felicidad por conocerlo.
Pero todo se rompió al mismo tiempo que el gobierno K terminaba y asumía Cambiemos. "La relación siempre fue compleja y en 2015 la convivencia se volvió insostenible", declaró Centeno cuando denunció a Horovitz por extorsión.
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Según precisa esa denuncia, Horovitz lo amenazó con contar lo que sabía sobre el reparto de dinero si no le pagaba. Como contrapartida, la ex pareja del chofer declaró que sabía que él llevaba a Baratta a cuevas financieras, que retiraban el dinero en bolsos y que el hoy detenido ex funcionario le pagaba a Centeno para que calle.
Esa sucesión de hechos de novela terminó con la denuncia más grave de Horovitz. Ante el juez Claudio Bonadio, "solicitó se le recibiese declaración testimonial en la causa Núm. 10.456/2014, caratulada 'De Vido, Julio Miguel y otros por defraudación contra la administración pública". Sí: la acusación contra su ex terminó destapando la olla del mecanismo de corrupción K durante al menos 10 años.