En un presunto plan para compartir su patrimonio con los Kirchner, Lázaro Báez firmó en 2010 un sospechoso testamento tres meses antes de la muerte del expresidente Néstor Kirchner. Le dejaba sus bienes a sus hijos, pero podían disponder de ellos 30 años después de que falleciera.
El documento público, exhibido este domingo en el programa La Cornisa, habría sido adulterado para incluir operaciones no cronológicas en él con el objetivo de ocultar ilícitos. Para eso fue clave el escribano de Báez, Ricardo Albornoz.
Junto con el testamento, con fecha del 26 de julio del 2010, apareció un protocolo de 400 fojas. Allí el escribano asentó, en esa misma fecha, una donación de 300 mil dólares que Báez hizo a su hijo Leandro. También se anotó la venta de un departamento de Luciana a su padre Lázaro por solo 40 mil pesos.
Pero lo que más llamó la atención fue una transferencia de acciones de Austral Construcciones, con una fecha anterior, 6 de julio de 2010, pero asentada el mismo 26 de julio.
"Existen escribanías que dejan hojas en blanco del protocolo para ser completadas en el caso de operaciones ilícitas a favor de sus clientes”, señaló el arrepentido Leonardo Fariña en La Cornisa. “Le cobran entre el 10 y el 15 por ciento de valor total de la operación”, agregó.