20 de diciembre del 2001, fecha que Argentina jamás olvidará. Se desató una de las crisis sociales, políticas y económicas más graves del país. Pasaron dos décadas de la caída del gobierno de Fernando De la Rúa y de aquella tormenta, sin precedentes, aún quedan algunas consecuencias.
El expresidente (falleció el 9 de julio de 2019) siempre sostuvo que su caída fue tejida por el radicalismo de Raúl Alfonsín y por el dirigente justicialista Eduardo Duhalde. El exvocero presidencial, Juan Pablo Baylac, dialogó con Noticiero Doce y recordó las últimas horas de quien entonces era jefe de Estado, antes de que partiera de la Casa Rosada en helicóptero. Habían transcurrido apenas horas del estado de sitio que declaró el miércoles 19.
“Fue un golpe blando ejecutado por sectores de empresarios, de la Iglesia, del sindicalismo y de la política. Se conjugaron visiones e intereses diferentes, pero la conclusión era cambiar el modelo y echar al Presidente”, sentenció Baylac.
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Bajo la misma línea, agregó: “Fue un ‘impeachment’, habían articulado varias acciones en el Senado como juicio político por incapacidad, habían prefigurado un perfil del presidente que era casi insulso, que no tenía poder de decisión y ciertamente que estábamos en presencia de un gobierno que tenía debilidad, que había comenzado con la renuncia de Chacho Álvarez, se había agravado con la incorporación de Cavallo”.
El exportavoz de De la Rúa insistió en que era un “rumor a voces” de los protagonistas que “sostenían que ‘o cambian el Presidente o cambiamos el Presidente’, dijo Duhalde y había silencio por parte de los radicales”.
Y apuntó contra Alfonsín, “a ese hombre que fue el padre de la democracia”: “Nunca aceptó la presencia de Cavallo en el gobierno y era explícito. En ese momento era senador. Yo no tengo pruebas de que haya empujado, pero sí de que no habló frente a lo que él mismo y tantos otros vimos. No dijo ‘no lo hagan’, no dijo nada”.
Por último, Juan Pablo Baylac detalló: “Fernando De la Rúa tomó esa decisión a pedido del presidente del bloque de senadores radicales (Carlos Maestro) que, estando en la casa de Alfonsín, le dijo que ‘no había más tiempo’”.
“Cuando ocurrió eso mas el caos de aquel diciembre, el presidente tomo una decisión responsable, como era él, un hombre de derecho y presentó de puño y letra su renuncia. Allí decía: ‘Quiero evitar males mayores para la República y quiero la continuidad de la democracia porque la situación es tan compleja que creo que los que vienen lo resolverán’”.