Reconocido en el periodismo de investigación, Hugo Alconada Mon llegó a Córdoba para presentar su nuevo libro “La cacería de hierro”. En Seguimos en El Doce explicó que “es una novela policial, una novela de época, una novela histórica”.
Sobre su última obra literaria, el periodista y abogado la definió como “un policial como los de antes, basado en hechos reales”. “Es una mezcla donde juego con dos crímenes uno que es mío inventado y otro basado en hechos reales”, comentó en relación a un doble crimen ocurrido en Necochea.
Alconada Mon afirmó que su inclinación hacia la escritura policial tiene que ver con la búsqueda de un momento de disfrute. “Lidio en el día a día con investigaciones sobre corrupción, narcotráfico, evasión tributaria, con mucho dolor, con mucho de la zona gris”, agregó para detallar por qué eligió ir hacia otro género.
Describió que su trabajo cotidiano pasa por una “estructura del Estado que está por debajo de la superficie, que son los sótanos, las cloacas, donde está el espionaje, la corrupción, el financiamiento ilegal de la campaña, los piratas”. Y añadió: “Entonces como cualquier persona que está en un sótano o en una cloaca de vez en cuando necesito salir, tomar aire fresco, recargar energías y volver. Y mi forma es esta”.
“Hay mucho de mis propias vivencias volcadas en el libro pero al mismo tiempo hay mucho de aprendizaje, con esta novela aprendí de historia, de inmigración, de masonería y aprendí mucho incluso de mi propia historia familiar”, resaltó.
En cuanto al proceso de elaboración de este tipo de libros reveló que colecciona nombres que luego utiliza para sus personajes.
-¿De dónde nace tu curiosidad por los datos?
-No sé si es algo innato, pero creo que desde que tengo memoria. Mis amigos se ríen porque dicen que soy bastante obsesivo, también hay una cosa muy de chicos y si se quiere hasta cierto punto macabra de por qué me terminé volcando a esta faceta del periodismo. Fue con un crimen.
Alconada Mon indicó que eso surgió por el femicidio de la madre de su mejor amigo, en La Plata. “El asesinato de Oriel Briant”, reveló. “Yo tenía 9 años y empecé a leer el diario para saber si enganchaban al asesino”, recordó.
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“En vez de ser la típica nota periodística dura (dato, fecha, nombre, cifra) enganché a un periodista en el diario El Día que lo escribía como crónicas policiales, como una novela, entonces terminé enganchado. Se suma mi papá con mucha paciencia para explicarme cosas”, apuntó.
Investigaciones periodísticas que lo marcaron
En su paso por Seguimos, Alconada Mon reconoció que el caso de las valijas de Antonini Wilson le dio mayor exposición. “Fue pura suerte, porque es a veces estar en el lugar indicado, en el momento indicado o en el peor lugar en el peor momento”, sostuvo.
Contó que cuando explota la causa en Argentina él se desempeñaba como corresponsal ante la Casa Blanca. Por esos días trabajaba en una cobertura especial para ver cómo era vivir como ilegal en Miami. Lo llamaron para buscar al empresario venezolano que vivía en Key Biscayne.
“Mientras todos estaban acá cuando estalló el despelote yo estaba tocándole el timbre y empecé a hacer las primeras fuentes del caso, cuando el resto estaba reaccionando”, admitió.
También se refirió a las revelaciones de la causa Sueños Compartidos por las cuales terminó procesado Sergio Schoklender, de quien recibió amenazas de muerte, comentó el periodista de La Nación.
“Me dijo que me iba a matar, ahora no hay que confundir. No es cuestión de amigos o enemigos, es una cuestión de intereses convergentes o divergentes”, afirmó Alconada Mon antes de contar que con el tiempo Schoklender volvió a contactarlo para “revelar cosas”, un encuentro que terminó con una temerosa anécdota en un asado del que también participó el periodista Diego Cabot.
Por otro lado explicó que realizó cursos con el FBI y el Servicio Secreto norteamericano para hacer entrevistas y aplicar metodologías de investigación. “Hay todo un proceso, a veces funciona y muchas veces no. Pero las veces que funciona lográs algo”, subrayó.
A su vez advirtió que las amenazas recibidas producto de sus investigaciones periodísticas. “No es para frivolizar ni minimizar pero es parte de nuestro trabajo”, admitió al mencionar distintos ejemplos en los que llegaron a intimidarlo.
“No puedo pretender que cuando yo publico eso del otro lado me reciban con un beso, un abrazo y una flor. Sé y no me causan gracia algunas de mis investigaciones”, aseguró. “Al mismo tiempo tenés que lidiar con el interés público. Hay veces que te tiemblan las manos”, aseveró.
En ese marco advirtió que sufrió incidentes de seguridad y amenazas a su familia. “Bancan mucho, pero disfrutan más cuando escribo novelas”, declaró entre risas.
“Por seguridad mi familia no va conmigo a ningún lado. Mis padres tienen prohibido subir fotos de mis hijos o identificarlos por sus nombres. El día que me nombraron miembro de la Academia Nacional de Periodismo mi familia no fue porque como iba a haber fotógrafos”, reveló. “Al mismo tiempo mi familia apoya. Si no tuvieras el apoyo sería imposible”, cerró.