Jimena Barón atravesó una dramática situación cuando fue a visitar a su papá al cementerio. De acuerdo a lo que contó en sus redes sociales, llegó a la tumba y se dio con que no estaban las cenizas.
“Tuve un papá abandónico que se tomó el palo. Entonces, con el muerto me pasa por primera vez en la vida que cuando yo quiero verlo o decirle algo, voy y lo veo. ¿Se entiende?”, explicó sobre la necesidad de ir a hablar frente a la lápida.
+ MIRÁ MÁS: La escalofriante práctica con cadáveres de Oriana Sabatini y la llamativa reacción de Dybala
Según dijo la cantante, en diciembre se cumplirán 10 años de su fallecimiento y confesó que aún no se anima a esparcir sus cenizas porque prefiere tener la seguridad de que está en un lugar específico al que puede ir a verlo.
¿Desaparición?
Después de abrir su corazón, la Cobra pasó a contar la desesperante situación que vivió. “Yo suelo ir al cementerio, sentarme un rato, tener una conversación. Ya sé que no está ahí, sé que está muerto. Pero es como cuando uno va a la iglesia. Yo no creo que Dios esté ahí en un escritorio diciendo ‘mirá, vino Jimena y me está pidiendo algo’”, arrancó con su tono irónico.
“Bueno, voy a hablar con este tipo un poco para compartirle mis angustias para ver si del más allá me puede dar una mano, ya que acá no hizo nada”, siguió y lanzó sorprendida: “No está mi papá. No está en el cementerio. No estaba más”.
En ese momento pensó que había ingresado a un panteón equivocado y todo le generaba dudas. “Respiré un poco ahí, mientras tanto había un sepelio. Era tan oscuro todo...”, recordó y comentó que le envió un mensaje a Sofía, la exmujer de su papá, para consultarle si sabía qué había pasado.
“Algunos de los cuadrados no tenían las chapitas, pero no creo que las roben porque son de corcho. Pagamos muy poca plata sinceramente. Perdón papá, tampoco merecés mucho más”, explicó la mamá de Momo a sus seguidores con humor.
Fue entonces que, según relató, se puso a “intuir” a dónde estaba su papá y comenzó a hablar frente a un nicho. Luego agarró dos flores azules y una amarilla como los colores de Boca, club del que su papá era fan, y las dejó allí.
“Vaya a saber uno con quién hablé”, lanzó Jimena con gracia y cerró: “Tuve mi conversación con alguien y ahora tengo que ir a averiguar qué pasó. Los papeles desaparecieron, su cuadrado también. Así que tendré que ir a las oficinas. La historia no tiene cierre todavía”.