Celeste Cid utilizó sus redes sociales para hacer público un acoso que sufre desde hace más de 20 años. “Tengo miedo, no puedo desoír sus amenazas”, relató en su cuenta de Instagram.
En una serie de historias, Cid contó cómo empezó el hostigamiento: “Cuando tenía 15 años empecé a recibir regalos de una persona en mi lugar de trabajo: cajas con fotos mías recortadas de revistas junto a decenas de preservativos usados, y cartas, muchas cartas”. Con el correr de los días el acosador no volvió a aparecer en su vida.
“El tiempo pasó y las redes sociales volvieron a traer a esta persona, quien no solo no paraba de escribirme a mí por cuanta vía encontrara, sino que además lo hacía con mi familia, amigos, conocidos y compañeros de trabajo”, continuó la actriz.
Por este motivo bloqueó al acosador en las distintas cuentas que usaba para acosarla, pero en lugar de ponerle un freno lo potenció. “Empezó a cambiar el volumen y cada vez fueron más fuertes el hostigamiento y las amenazas”, relató.
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La obsesión del hombre llegó a tal punto que, durante la presentación que hizo la actriz de su libro Intimidad (Emecé) en Uruguay, se hizo presente. “Al estar fuera de la Argentina (en donde tiene una perimetral y no puede acercarse) tuvo la lucidez de hacerlo allí, donde la perimetral no tiene alcance”, explicó.
Aunque la intervención de efectivos policiales la dejaron tranquila: “Por suerte la policía pudo reconocerlo y frenarlo antes de que llegue a la sala donde me encontraba presentando mi libro”.
En este momento la expareja de Emmanuel Horvilleur confesó: “Tengo Miedo. No puedo desoír sus amenazas”, y agregó: “Si bien mi caso es menor comparado a la realidad que viven tantas mujeres, les puedo asegurar que contar una y otra vez la misma historia a través del tiempo es muy angustiante y te hace sentir mucha impotencia, y te dan ganas de dejar todo así, y no seguir reviviendo la historia”.
En este sentido reflexionó: “Ayer pensaba, ¿por qué termino yo con la sensación de ser la que está ‘encerrada’, con un botón antipánico y un policía en la puerta de mi casa cuidándome de las amenazas? ¿No debería ser al revés? ¿Yo caminando tranquila por la calle, yendo y viniendo, y él recibiendo el tratamiento adecuado?”.
Y cerró con un agradecimiento a su abogada, Melisa García: “Me queda esta sensación, la de un sistema que con sus leyes y tiempos sigue poniendo a las mujeres en una zona de encierro, y a las personas que necesitan sostén en salud mental: en una zona de abandono”.
Celeste Cid comentó que junto a su abogada esperan que un juez intervenga al percibir la gravedad del asunto.