Córdoba, tierra de melodías y cuna de artistas que han dejado una huella imborrable en el cancionero argentino. Desde el Chango Rodríguez, un compositor bohemio de pura cepa, hasta las bandas que marcaron una época como Los Músicos del Centro, la Docta siempre fue un crisol de talentos que enriquecen la escena musical argentina. Hoy, una nueva generación de instrumentistas cordobeses irrumpe con fuerza en las filas de los artistas más resonantes del país, y aportan su sello distintivo.
Por ejemplo, en el universo musical de figuras como Dillom y Lali Espósito, se vislumbran nombres cordobeses que brillan con luz propia. Tomi Luján, mago de los parches de Lali, que supo hacer lo propio con Lit Killah, Dante Spinetta, Cacho Buenaventura o el Negro Álvarez; mientras que Santi Ludueña y el Gringo, son pulso rítmico y la guitarra que incendia los escenarios de trascendencia internacional de Dillom. Estos músicos, como semillas sembradas en tierra fértil, germinaron en la escena de nuestro país para llevar un toque cordobés.

Pero, ¿qué hace tan especial a los músicos cordobeses? Algunos lo atribuyen a la gran cantidad de academias musicales que pululan en la ciudad, verdaderos semilleros de talento. Otros, a la diversidad cultural que se respira en Córdoba, donde convergen estudiantes de todo el país, fusionando géneros y sonoridades. Y no podemos olvidar los festivales de verano, verdaderas vidrieras donde los músicos muestran su versatilidad, adaptándose a los ritmos más diversos e incluso a humoristas. Como dice Tomi Luján, baterista de Lali Espósito a ElDoce.tv: “Hay algo que caracteriza al músico cordobés que es la versatilidad... en Córdoba noto que todos terminamos tocando un poco de todo y bueno, eso creo que hace diferencia”.
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Otros nombres resuenan con fuerza en la escena son Matías Sabbagh, baterista que este año fue convocado para el reencuentro de Serú Girán con Pedro Aznar y David Lebón; el riojano radicado en Córdoba, Pablo González, ex Sur Oculto, quien fue convocado a los parches del regreso de Illya Kuryaki and the Valderramas; Martín Bruhn, trotamundos musical que durante una década marcó el ritmo de Andrés Calamaro; y Gabriel Pedernera, baterista compositor de Eruca Sativa, a cargo de los parches de Coti Sorokin y productor del disco David Lebón Co que lo hizo por primera vez en su historia acreedor de un Gardel de Oro al legendario músico del rock argentino. Se trata de embajadores del talento cordobés que llevan su música y sus ideas a cada rincón del país.

“Se está armando una escena muy linda. Yo siempre voy a ver bandas. Se ha vuelto a poner de moda ir a ver bandas, que está bueno eso. O sea, que se empiecen a mover de nuevo los recis under es genial. Siento que todos los fines de semana hay algo lindo para ver”, explicó el Gringo a ElDoce.tv.
Desde Europa, Martín Brhun explicó a ElDoce.tv: “Cuando éramos chicos y no había tanta globalización, había mucha comunión entre músicos diversos: uno que tocaba cuarteto, el otro que tocaba rock, el otro que tocaba folklore, otro que venía del clásico. Y todos nos cuidábamos, era como que si alguno sabía algo, por lo menos yo tuve esa experiencia de que lo transmitía sin nada a cambio. Y puede que te diferencie de esa crianza musical en otras provincias, otro lugar que no tuvieron esa mezcla, ese crisol de razas”.

Por su parte, Gabriel Pedernera de Eruca Sativa destacó: “Siento que Córdoba es una ciudad muy importante a nivel cultural dentro de Argentina. Acá confluyen muchas cosas que pueden ser influencias muy importantes para una persona que toca el instrumento”, en ese sentido destacó: “Nosotros tenemos mucha presencia del folclore, de nuestro folklore argentino, de nuestra mezcla de culturas y de gente de distintos lugares que vienen a esta ciudad a estudiar”.

En definitiva, los músicos cordobeses son mucho más que instrumentistas: son alquimistas del sonido, capaces de transformar cualquier ritmo, armonía o melodía en una sonoridad única. Su versatilidad, su pasión y su “toque cordobés” los convierten en tesoros muy buscados dentro de la música de nuestra país. Como bien dice Tomi Luján, “Creo que en Córdoba también hay muy buenas escuelas de batería, y creo que eso también hace que haya muy buenos bateristas”. Y así, la Docta sigue nutriendo la escena musical nacional, demostrando que el talento y el fernet mejoran con el tiempo.
Las diferencia de tocar con estrellas y en sus proyectos propios
Martín Bruhn sobre tocar con Calamaro: “La experiencia con Andrés fueron casi 10 años de aprendizaje, mucha camaradería y pura gozadera. Eso fue básicamente. Él es como un muy buen ejemplo de ese tipo de músicos que saca lo mejor de uno. Jamás te va a decir qué hay que tocar. Él si te llama es porque confía en vos y sobre todo porque quiere que estés ahí y que seas parte de su equipo. Si algo no le gusta te lo va a hacer saber de la forma más educada. Pero siempre te va a dejar el mayor de los espacios para tu creatividad y para que vos seas vos mismo”.
Tomi Luján sobre la experiencia de tocar con Lali: “Tocar con Lali viene siendo una experiencia muy hermosa y de mucho aprendizaje. Es un equipo muy grande, de mucha gente trabajando, todos muy profesionales, y pechando para adelante para que salgan los shows y que todos estemos cómodos. Ya había laburado en otras producciones, pero en particular trabajar con ella es impresionante. Impresionante su liderazgo y su entrega con su proyecto, de estar ensayando mil horas y de su profesionalismo. Se nota que hace miles de años que trabaja a este nivel y termina sacando lo mejor de cada uno en su área”.

El Gringo sobre tocar con Dillom: “El día a día con Dillom es gracioso. Él es muy piola, muy sencillo en su forma de ser. Es un tipo que puede aparecer ahí con cualquier estupidez que se te ocurra. No hace falta tener un humor elaborado para pasarla bien con el chabón. O sea, es muy simple. Y con el grupo en general nos llevamos muy bien. Somos muy unidos con todo: los técnicos, los músicos, todos somos. Inevitablemente creo que también como vamos viajando por todos lados con la misma gente, se vuelve como un eterno viaje egresado, viste. A mí me encanta cómo lo pasamos y la vida en que nos llevamos con todos. Es muy divertido, la verdad”.

Gabriel Pedernera sobre tocar con Eruca y con Coti: “Para mí la diferencia principal es el repertorio. En Eruca Sativa son canciones que son creaciones nuestras, colectivas, en donde yo tengo injerencia en la composición, entonces eso por ahí es muy distinto a tocar canciones de otros o en otros contextos. Yo disfruto mucho de tocar cualquier cosa. Disfruto mucho de la música en general. Incluso disfruto de la música sin tocar. Disfruto escuchar música. Entonces la música me hace feliz. Siento que hacer música me hace muy bien. Así que me gusta mucho tocar”.