La noche prometía emociones fuertes en Buenas Noches Familia, pero nadie imaginó que el protagonista sería Carlos, un mozo de Buenos Aires con más de 30 años de oficio y un talento oculto que dejó a todos boquiabiertos.
El conductor, Guido Kaczka, organizó una edición especial del programa para sortear un auto cero kilómetro en vivo. Entre cientos de participantes, Carlos fue seleccionado y, apenas las cámaras lo enfocaron, se robó todas las miradas con su carisma y su habilidad única para imitar sonidos.
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“Él vino el 16 de julio y ganó en la puerta de los sonidos”, recordó Guido, mientras Carlos se preparaba para desplegar su repertorio. Sin perder tiempo, el mozo se transformó en un verdadero showman: imitó a la perfección un mono, un chancho, un gato malo, un bebé llorón, una risa, una vaca y hasta un pajarito.
Cada sonido arrancó carcajadas y aplausos, y la expresión de Guido lo decía todo: lo miraba con una mezcla de incredulidad y fascinación.
Guido, fiel a su estilo, no dejó pasar la oportunidad para tirar un chiste: “Y sobre todo te deben pedir mucho la comida. Todo bien, pero cuando llega te deben decir…”, bromeó, desatando aún más risas en el estudio.