Una faceta no muy conocida del comediante cordobés, Chichilo Viale como profesor de pádel. Además del humor, su otra pasión siempre tuvo que ver con los deportes. Actividad que practica desde muy chico y que de alguna manera, fue la puerta que hizo que se dedicara a hacer reír a la gente.
“Me accidenté jugando al rugby, me tuvieron que sacar la mitad de un riñón y empecé a escribir cosas para la facultad. Fundamos con unos compañeros un grupo de humor en el año 80”, comentó. Y confesó que en su primer papel, tuvo que imitar a un borracho… al parecer le salió muy bien.
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Fue su papá quien lo inició en el deporte, de hecho fue entrenador del seleccionado de rugby de Córdoba, muy relacionado siempre con el club Universitario. Se puede decir entonces, que el amor por los deportes viene de legado familiar.
En ese sentido, no ocultó el amor y el orgullo que siente por su familia. “Los extraño cada treinta segundos a mi nietos. Tomás y Felipe son mi perdición, dejo de hacer cualquier cosa para verlos”, aseguró. Y agregó: “Los nietos son mi felicidad. A Tomás le gusta mucho la música y está metido en el mundo de los traperos”.
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Un almuerzo con Marcel Marceau
Además de dedicarse al humor, en algún momento incursionó en la pantomima, un género dramático del mimo que consiste en representar una historia mediante mímica sin diálogos ni palabras. Un gran referente de este arte fue Marcel Marceau.
“Tuve la dicha de compartir un almuerzo con Marcel Marceau y tuvimos la posibilidad de compartir cosas. Hacíamos mímicas con distintos estilos, para él la mímica era arte. Él es el dios de los mimos”, aclaró.