Antonio Seguí fue un gran embajador del arte cordobés. Sus obras recorrieron los museos del mundo. Murió a sus 88 años, pero dejó un gran legado. Durante más de cinco décadas desarrolló su carrera artística en París, lugar que eligió para vivir.
Su corazón estaba en Córdoba, su tierra natal, donde dejó importantes íconos que, sin dudas, se convirtieron en representativos. Días atrás estuvo de visitas por la provincia y luego emprendió viaje a Buenos Aires, donde finalmente falleció antes de volver a la capital francesa.
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La sorpresiva muerte causó conmoción en Córdoba. Las redes sociales se inundaron de mensajes de despedida. Personalidades de la política, del espectáculo y la cultura lo homenajearon con sentidas palabras. Incluso el club de sus amores, Belgrano.