El Negro Videla. Así a secas, sin mencionar ningún otro detalle, le alcanza a este hombre, de voz potente y corazón sensible, para ser el nombre propio del género característico de nuestra Córdoba, y el hacedor, no solo de una de las grandes bandas, sino el representante actual de muchos artistas que llevan su música a otros rincones de la tierra, con otros ritmos alejados del cuarteto.
“Del grupo Chébere salieron excelentes artistas”, dice. Pero reconoce su debilidad por algunos integrantes. "Sebastián fue uno de mis grandes amigos de toda la vida”, expresa con nostalgia sobre la relación que lo unía al artista ya desaparecido. “A Jean Carlos lo fui a buscar a República Dominicana”, cuenta.
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Es que Ángel Videla siempre ha desarrollado su veta como productor, más allá de esa voz inconfundible, que lo sigue acompañando. “Hoy sigo cantando, pero me gusta mucho producir grupos y ver cómo evolucionan”. Y cuenta que ha producido a Los Caligaris: “Me emociona ver cómo han crecido estos chicos, que empezaron tímidamente en Argentina y hoy llenan estadios en otras partes”.
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En la charla que compartimos en el programa (“Mi Otro Yo”- viernes 21hs.-Canal C) reconoció que, el del cuarteto, es un ambiente especial.
Se trabaja mucho en la noche. Se viaja mucho. Y preferiría que sus familiares se dediquen a otra cosa: “Mis tres hijas cantan muy bien, y mi nieta toca muy bien el piano… pero si me preguntás, te digo que prefiero que hagan otra cosa y no se dediquen a la música”.
En cuanto al rol de la mujer dentro del género que él representa, dice que siempre le ha sido más difícil poder triunfar: “A las mujeres les cuesta mucho seguir ese camino. Hay que viajar mucho, es una vida de mucho sacrificio. A veces en una noche te hacés 500 o 600 kilómetros. Y a una madre le cuesta más eso”.
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El Negro Videla es cordobés puro. Nació en barrio Pueyrredón, vivió allí hasta sus cinco años y luego se fue a San Rafael. Entre uno y otro barrio, consolidó su amor por la música. “Me sigo viendo con los compañeros vivos que quedan del colegio”, dice entre risas.
Está abierto a nuevas expresiones. Por ello reconoce que escucha y presta mucha atención a otros valores que han aparecido desde Córdoba: “Me gusta mucho lo que hace Paulo Londra. Me encanta que un cordobés triunfe”.
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Consultado sobre el temor a ser olvidado por el público que tanto lo siguió siempre, dice estar en armonía con ello. “No tengo enemigos en la música ni en la vida”, afirma con confianza.
Para concluir, reafirma que esta es su pasión y la va a abrazar hasta el día final, porque para él, la pasión por algo no tiene edad. “Hoy no me pesa para nada la edad, me siento muy bien con los años que tengo”, sostuvo.