Todo comenzó cuando su exnovio, un fisicoculturista aficionado a lo estético y a la apariencia física, le sugirió a Silvana Di Raimondo que se sometiera a algunas cirugías estéticas para "mejorar su aspecto".
Diferentes problemas relacionados a la autoestima y a la familia de la mujer contribuyeron a que accediera al pedido de su expareja. Fue a parar al consultorio de Aníbal Lotocki, el médico condenado a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación para ejercer sus funciones como cirujano por la causa por lesiones graves en perjuicio de Silvina Luna, Pamela Sosa, Gabriela Trenchi y Stefy Xipolitakis.
+ MIRÁ MÁS: Revelaron que Silvina Luna está “mejor de ánimo” y “hace chistes”
De acuerdo a TN, al conocer a Lotocki, Silvana contó que nunca le dijo las consecuencias a las que podía estar expuesta. Accedió a una lipoescultura y, a los seis meses, comenzó a experimentar los efectos de una infección en la nariz. A partir de allí, el médico la operó dos veces más para contrarrestar esa infección.
Sin embargo, la nariz no es la única parte con derivaciones problemáticas. "Mi hígado ya no da más, de hecho hoy estoy peor que nunca. La cola en el medio también me explota. Se me infectó absolutamente todo, me duró 72 horas. Me estaba duchando y cuando salí, de pronto sentí algo mojado con mi ropa puesta, me toco y era pus", contó a TN.
Aunque Lotocki aseguró en varias entrevistas que le informa a sus pacientes que él no es cirujano plástico, Di Raimondo afirmó que jamás lo hizo con ella.
Con respecto a otras complicaciones relacionadas a su salud, la mujer de 39 años contó: "No me llega bien el oxígeno porque tengo todas las cáscaras acá (frente). Me desvió el tabique. Me tengo que limpiar de dos a tres veces por día con solución fisiológica con una jeringa y vaselina, tomar medicación".
Y agregó: "La flora intestinal me la barrió absolutamente. Él nunca me hizo un cultivo en las tres veces que me operó. Jamás se le ocurrió hacérmelo para saber de dónde provenía la infección".
Otra de las irregularidades en torno al cirujano radica en la ausencia en el pedido de la historia clínica de Silvana. "Sobre el granuloma me entero a raíz de un problema en la panza por el que llamé al SAME. El médico me dijo: ‘tenés granulomas en los glúteos’. Yo ahí me enteré de qué se trataba lo que yo tenía", recordó.
"Una locura todo, sigo padeciéndolo. Es el día de hoy que todavía no encuentro la solución, que todavía supuro y supuro, ando a capa caída porque nadie se anima a una tercera operación de nariz con una infección, más allá del problema emocional que no sabés para dónde dispara", añadió, evidenciando el calvario que atraviesa diariamente.
"Temo por mi vida todos los días. Tengo una angustia que lo digo y se me caen las lágrimas", aseguró, a la vez que contó que acude a un psicólogo y a un psiquiatra para sobrellevar su angustiante realidad.
Duros testimonios
En la entrevista con el mencionado medio, Silvana dejó crudas frases del infierno en el que vive.
-"Todo cambió. Hoy me cuesta salir, entrás en una depresión que te hace encerrarte y hasta a tu mejor amiga le decís 'andate' de la peor forma. En el trabajo me tuvieron que poner una suerte de reemplazo para que me pueda ayudar porque la cabeza se me va y yo soy una mujer muy dinámica".
-"A veces me tocan este tema y se me hace un nudo y se me caen las lágrimas. Me cuesta todo. Si yo tenía un problema de autoestima, hoy estoy hecha una hilacha, y no sé para dónde dispara".
-"Siento a veces que me voy a tropezar y te dicen 'dale, dale, dale' y yo no quiero. A veces no quiero más, me quiero dar por vencida, por muchos momentos me quiero dar por vencida.
-"Tengo una hija nada más. Ella muchas veces me pregunta cuando me encierro en mi pieza o cuando salgo de trabajar, a las seis de la tarde, si estoy bien, y solamente estoy triste, pero también capaz estoy con un dolor en la panza, en la nariz, en el pecho, y no sabés de dónde agarrarte".
-"La fuerza es cuando te sentás en la cama y decís 'hoy sí me voy a dedicar y voy a ir al Clínicas', pero también me da vergüenza en el trabajo pedir permiso todo el tiempo para ir al hospital y a veces ni siquiera me dan certificado porque te lo charlan el tema. Muchas veces no me aguanto y me largo a llorar en el trabajo. Es una angustia constante".