Los días previos al 4 de agosto de 2001 el camping San Martín de Córdoba conoció como nunca la fiebre ricotera. Miles de chicos y chicas llegaban a nuestra ciudad para ver un recital de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota. Como cada fecha, era todo un acontecimiento. Pero nadie sabía que esa iba a ser la última. Nadie de las 45 mil personas que viajaron para verlos.
El "Sólo te pido que se vuelvan a juntar" no dio resultado en todo este tiempo y la última noche que Skay Beilinson y el Indio Solari tocaron juntos fue en el escenario del entonces estadio Chateau Carreras, bautizado años más tarde como Mario Kempes.
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Este agosto se cumplen veinte años de aquel mítico show. La banda tenía programado un recital en Santa Fe para diciembre de ese año, pero los desencuentros entre Skay y su mujer la Negra Poli (que además era productora de la banda) con el Indio y el clima social de esa época precipitó el final. Moría una época, una manera de gestionar lo artístico, moría el pogo más grande del mundo.
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"Todo se terminó cuando nos dimos cuenta de que uno de nosotros se quería apropiar de ese proyecto tan hermoso que fue Patricio Rey, que había nacido como la comunión y el aporte de muchos artistas y no los deseos de uno solo", dijo Skay sobre la disolución. El Indio respondió a esa declaración contando cómo se puso firme en su requerimiento, el de asegurarse una copia del registro audiovisual de todos los shows de los Redondos, bajo custodia de Skay y la Negra Poli. La negativa de ellos, según él, desembocó en en el rompimiento de la sociedad artística.
Pasaron 20 años de ese final.Tal vez poco importe el por qué. Una cosa es indudable: las canciones de los Redondos no pierden ni la magia, ni la verdad.
"¡Vamos los Redó!" aún retumba en el Chateau.