El de su detención es un día que probablemente nunca olvidará. Sebastián Argañaraz manejaba un camión con frutas y verduras en compañía de su tío cuando un control policial los interceptó a la altura Serrezuela. En un abrir y cerrar de ojos ambos quedaron esposados, boca abajo, con el rostro contra el pavimento y los borcegos de oficiales apretándolos.
El arresto ocurrió en 2005, en el marco de la búsqueda del Porteño Luzi, quien se había escapado del penal de Bouwer. Entre la mercadería que transportaba Argañaraz, las autoridades encontraron armas, pelucas y una carta de la hija del delincuente prófugo.
“Fue como en las películas, estaban todos armados”, comentó Argañaraz en Noticiero Doce. Y agregó: “No nos dieron ningún tipo de explicación”.
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Tras ese episodio el hombre, que en aquel entonces tenía 23 años, fue acusado como cómplice en la fuga y tuvo que afrontar 117 días presos. Sin embargo, la Justicia terminó exonerándolo de todos los cargos. Ahora, 18 años después, logró reconstruir su imagen y fue elegido intendente de su pueblo, San Francisco del Chañar, en el norte de Córdoba.
Por qué quedó involucrado
“Yo ya estaba establecido en San Francisco del Chañar cuando pasó todo esto. Mi tío me pidió que le manejara el camión porque el chofer había tenido un problema”, recordó Argañaraz. “Me lo pidió como un favor, después de mucho diálogo me convenció”, agregó.
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Recibió el vehículo con las mercancías ya cargadas y nunca vio lo que había dentro de las cajas, ni siquiera en el momento de la requisa. “Me enteré de todo después, cuando avanzó la causa”, aseguró.
Además, Argañaraz aclaró que tampoco llegó a conocer a Luzi. “Lo vi de lejos cuando él estaba en un penal de máxima seguridad y por fotos. Pero nunca hablé con él”, detalló.
La cárcel, el “qué dirán” y la intendencia
A pesar de lo brutal que puede ser la prisión, Argañaraz prefirió quedarse con las enseñanzas positivas. “A una persona de bien la cárcel lo saca mejor. Me hizo ver otras realidades que nunca hubiera conocido. De eso se trata la vida, de ver cosas que realmente son malas pero te potencian como persona”, reflexionó.
En esa línea, sostuvo que lo más difícil fue volver al pueblo y tener que lidiar con el “qué dirán”. “Tenés que aguantar los malos comentarios, que te digan cosas a la cara o a tus espaldas, fue una situación realmente traumática”, comentó.
Pero, al igual que le pasó con su detención, enfrentó el problema y de a poco logró reconstruir su imagen. “Hoy todo el mundo me conoce, saben como actuó y lo que quiero para mi pueblo”, cerró en referencia a su presente como político.