Una pareja de La Matanza, en Buenos Aires, vivió un verdadero calvario luego de una falsa acusación y de pasar cinco días detenida. Una beba de 21 días murió la semana pasada y sus padres quedaron aprehendidos, como principales sospechosos de un crimen.
Layla Melanie Rivero y Gabriel Barrientos estuvieron cinco días preso acusados de abusar sexualmente y asesinar a la pequeña. Finalmente quedaron en libertad porque la autopsia determinó que la beba había fallecido de un paro cardíaco y que no presentaba signos de violencia ni violación.
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La nena, llamada Alison, murió en un hospital de la localidad bonaerense de Ciudad Evita. Tras ser liberados de la cárcel, los padres de la niña rompieron el silencio y brindaron detalles de la pesadilla que atravesaron en prisión.
Ambos denunciaron que sufrieron "maltrato físico y verbal", tanto por parte de reclusos como de miembros de la policía. “Es lo peor que me pasó en la vida. Fue mi primera vez en una comisaría. Ensuciaron nuestro nombre", dijo Layla Rivero en una entrevista con Radio Con Vos.
Y agregó con dolor: "Ahora salir a la calle me da miedo porque no sé cómo reaccionará la gente. Es horrible. No pudimos despedirla ni darle el último beso como padres”.
Rivero y Barrientos fueron liberados este fin de semana, luego que se demostrara que eran inocentes. La recién nacida murió por asfixia por amamantamiento pero el primer diagnóstico médico indicaba un presunto abuso sexual, lo que fue descartado en la autopsia.
El hombre y la mujer contaron que fueron torturados por la policía, golpeados por otros presos y se enteraron que su hija había fallecido mientras estaban detenidos, por lo que no pudieron despedir su cuerpo.
Barrientos indicó que que estuvo dos días sin tomar agua y que los policías, al ver que tenía la boca con llagas por falta de hidratación, le decían que "esos eran los efectos del consumo de paco". “Me decían que merecía lo peor. Estuve dos días sin tener contacto con el mundo y lo único que recibía eran insultos”, expresó.
“Las policías me decían ‘ahora cuando te pongan con las demás presas te van a matar porque eso no se perdona’. Yo le decía que no, que estuvimos 10 años en pareja y que era imposible que haya hecho algo así. Me decían que les dijera a las presas que estaba por robo. Pero apenas entré a la celda estaba la tele prendida y una piba (que la reconoció) me tiró una patada en la cara y después eran como 20 pibas pegándome”, recordó también la joven.