Los establecimientos “El Puente” y “El Mate” en Adelia María son dos referentes de la ganadería regenerativa en nuestra provincia. “La idea es producir alimentos sanos y saludables sin perjudicar el ambiente”, comenta orgullosa Rina Vasquetto, una de las promotoras de este método de producción.
“Es un sistema de pastoreo racional de la tierra. Se maneja con tiempos de ocupación y descanso sobre distintas parcelas buscando el punto óptimo de las pasturas para que estén en condiciones de ser pastoreadas”, continúa su marido Gabriel Ibáñez.
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Lo innovador es que el agua se acerca a las parcelas, los animales no necesitan trasladarse para ir en busca de ella, logrando que la orina y la bosta quede en el mismo lugar lo que sirve como abono para la regeneración de las pasturas: “Es un sistema captador de carbono a través de la fotosíntesis que realizan las plantas. Se capta carbono atmosférico y se lo incorpora al suelo, con eso, aumentamos la materia orgánica, tenemos más pasto, más alimento y más producción. Es un sistema virtuoso”.
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“La clave es el suelo. Hay que cuidar, preservar y desarrollar el suelo que es la base para todo el proceso productivo. Cuidando el suelo, contamos con un piso más esponjoso, aireado y con mayor capacidad de absorción de agua. Así todo el sistema se va beneficiando”, se entusiasma Gabriel mientras muestra la biodiversidad que aflora de la tierra al clavar la pala en una de sus parcelas.
“Son animales sin stress, aportamos a su bienestar y eso repercute en el producto final”, comenta Bautista, hijo del matrimonio quien está a punto de ingresar a la facultad para estudiar veterinaria seducido por este cambio de paradigma que encararon en los últimos años.
Las gallinas “pastoreando” es lo más llamativo del recorrido. Bajo el mismo sistema, las gallinas comen granos junto a los insectos que consiguen en el medio de las pasturas lo que completa su dieta de manera rica y saludable. “Acá salen pollos con gusto a pollo”, se jacta Bruno Vasquetto, precursor de este sistema en la familia. “Los huevos pastoriles tienen mayor viscosidad por las proteínas que tienen y el color anaranjado que destaca sobre los huevos industrializados. Tenemos la responsabilidad de cuidar la tierra para entregarla igual o mejor a nuestras futuras generaciones, pero también entregamos un alimento de calidad que no genere un problema a las personas”, agrega.
Todo parece cerrar. Suelos sanos, animales felices, una producción creciente, cuidado del medioambiente y respeto por la salud de la gente. Bajo esta clase de procesos se demuestra que producción y cuidado del medio ambiente no necesariamente tienen que ser antagónicos. Por aquí pasa la cosa.