Según el Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino (ROHA), cada año son diagnosticados en Argentina, entre 1.300 y 1.400 niños con cáncer infantil y la sobrevida de los menores de 15 años es de entre el 70 y el 80 por ciento. El diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, es un camino complicado que deben atravesar tanto el paciente como su familia.
A diferencia del cáncer en adultos, en general, no se conocen las causas específicas de los distintos tipos de cáncer infantil pero hoy, gracias al avance de la ciencia, existen tratamientos innovadores, como los que ofrece la medicina de precisión, que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes y prolongar la sobrevida.
En diálogo con la doctora Mercedes García Lombardi, jefa de Unidad Oncología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la Ciudad de Buenos Aires, la especialista destaca que es fundamental el control pediátrico periódico en los niños para el diagnóstico precoz y reconoce la importancia y los desafíos que ofrece la investigación científica en el tratamiento del cáncer infantil.
¿Cuál es el tipo de cáncer más frecuente en niños?
Tenés las leucemias, por un lado, que son el 35 por ciento y el resto, el 65 por ciento, son tumores sólidos. Los tumores sólidos están repartidos en muchos tipos. Los más frecuentes son los del sistema nervioso central y después se distribuyen en muchos tipos diferentes que no tienen nada que ver con los de los adultos.
¿Cuáles son los síntomas para detectar el cáncer de niños?
Los síntomas son comunes a los de otras enfermedades que son muchísimo más frecuentes, por eso lo más importante es el control habitual con el pediatra.
¿Qué importancia tiene el diagnóstico precoz?
En la gran mayoría de los casos es muy importante porque no sólo mejora la tasa de curación, sino que, además, se recuperan con menores secuelas. Entre el 70 y el 80 por ciento de los chicos se curan, son niños que van a tener una vida adulta normal de muchos años y se pretende que tengan la menor cantidad de tratamiento posible para que las secuelas sean menores. Una cirugía o la quimioterapia pueden tener efectos adversos.
¿Cuáles son los tratamientos más innovadores en cáncer infantil?
Hay que pensar que el 70 por ciento se curan con tratamientos standard como la quimioterapia, la cirugía y/o la radioterapia, pero en los últimos años hubo muchos avances en medicina de precisión.
¿Qué es la medicina de precisión?
Medicina de precisión significa detectar cuál es la alteración genética, no genética hereditaria, sino por qué una célula tumoral se forma. Ésta se crea por una mutación en la que una célula cambia su forma, su gen y origina tumores que no tienen que ver, insisto, con algo hereditario.
Es una mutación espontánea en una célula de un niño que no la heredó, sino, que, por algún motivo, que aún es desconocido, mutó. Esto mismo no pasa en el cáncer del adulto porque el tabaco o el alcohol pueden hacer que una célula corporal mute. En los niños no hay ni tiempo, ni factores externos que originen el cáncer, se genera por una mutación de la que se desconoce el por qué.
Cuando se empieza a conocer esa mutación, la biología molecular comienza a detectar cuáles son esas alteraciones puntuales en una célula, en muchos casos tienen lo que se llama una terapia target, en la que se puede actuar directamente sobre esa mutación. Entonces no se interviene la célula que ya está desarrollada sino tratando de prevenir su desarrollo.
Cuando uno sabe que hay una mutación que va a generar todo el tiempo la formación de una base tumoral y tiene una terapia target disponible, puede hacer lo que se llama un tratamiento blanco, un tratamiento inhibitorio, esto es la medicina de precisión.
Lo innovador ahora en medicina de precisión es que aparecen actualizaciones en pediatría, porque antes sólo se usaba en adultos.
¿Qué tumores se tratan con medicina de precisión?
Se está utilizando en tumores agnósticos.
¿Qué son los tumores agnósticos?
Son los tumores que no tienen nombre, no importa el título que tenga, la histología se lo da. Cuando uno hace el diagnóstico le pone un nombre y apellido al tumor, eso lo dice el patólogo y el biólogo molecular le agrega cuál es la mutación que tiene.
Entonces, hay tumores agnósticos que, si tienen una mutación que se llama NTRK, que puede aparecer en adultos y niños, uno lo puede tratar independientemente de la histología, con una terapia target que es una medicación que se da por boca todos los días para inhibir el crecimiento tumoral.
¿Estos tratamientos mejoran la calidad de vida de los pacientes y prologan la sobrevida?
Todo depende del tipo de tumor. En el caso de los NTRK se han visto mejoras impresionantes.
Hay alguna variedad de tumor en chicos muy chiquitos que sólo se curaba con la cirugía y se ha estudiado la mutación y se han visto mejoras impresionantes que evitan la operación.
¿Cuáles son los principales desafíos para la investigación en cáncer infantil?
Los desafíos giran en torno a qué pasa con ese porcentaje de chicos que no se puede curar, qué características tiene ese 30% para poder mejorar la tasa de sobrevida y poder darles el mejor tratamiento posible, evitando la quimioterapia y radioterapia.
¿Qué recomendación le darías a las familias afectadas por el cáncer infantil?
Ante todo, que confíen en el tratamiento, que vayan a un lugar en donde se sientan contenidos y en el que confíen en el equipo médico. Que se atiendan en lugares con experiencia en los centros grandes, en los Hospitales de Buenos Aires y del Interior que tienen más experiencia.
Además, cada chico es único, entonces, si bien son muy útiles los grupos de padres, las asociaciones, que colaboran un montón, las salas de espera, el hospital de día y las charlas con los papás, hay que pensar que cada niño es particular. El diagnóstico de cáncer en un niño es devastador para la familia, pero hay que vivir día a día durante todo el tratamiento, por muchos años con la sensación de la espada de Damocles clavada, pero apostando a la curación que es lo que hacemos nosotros día a día.
Para mí cada niño que diagnóstico, por más que el pronóstico no sea favorable, siempre el desafío es buscar la curación. Los papás me preguntan: “¿y qué porcentaje se va a curar?”, y yo siempre les contesto lo mismo: su hijo hoy es el 100X100, si se cura, si no se cura es 0 por ciento.
Para las familias, el mensaje es de optimismo siempre.