Eran las 2 de la mañana y los tres condenados por el crimen de General Rodríguez llamaron al único guardia que los custodiaba. La situación se dio en el sector de Sanidad de la cárcel de General Alvear, área de máxima seguridad. Cuando se asomó, entredormido, fue amenazado con un arma y tomado de rehén.
Con el oficial como escudo, los Lanatta y Schillaci caminaron hasta la Conserjería y, con la misma arma, amenazaron a otro guardiacárcel. Según la investigación del diario Clarín, al primero le robaron las llaves de un viejo Fiat 128, se pusieron ropa del Servicio Penitenciario y salieron a la playa de estacionamiento para buscar el auto.
Una vez en el vehículo, llegaron hasta la entrada principal con las luces apagadas y guiados por la luz de la luna llena. En el portón, a unos 200 metros, tomaron de rehén al último guardia y "desecharon" al dueño del auto. Así salieron tranquilamente, a las 2.31 de la madrugada, y todo quedó registrado en las cámaras de seguridad.
Ya en libertad, manejaron dos kilómetros por ruta hasta el ingreso a barrio Belgrano, donde los esperaba una camioneta negra con un cuarto hombre. En el Fiat abandonado la Policía encontró un arma de juguete, aunque los rehenes declararon que los prófugos tenían otra de verdad.
"En estas fechas de fin de año se refuerza mucho la seguridad durante el día y queden más desprotegidos durante las noches. No hay duda de que los prófugos conocían eso perfectamente", relató una fuente al mismo diario.
Mientras los investigadores creen que los Lanatta y Schillaci ya podrían haber cruzado a otra provincia, la Provincia de Buenos Aires ofrece 2 millones de pesos de recompensa por datos, el máximo que permite la ley. Tres helicópteros, 600 agentes y fuerzas especiales trabajan para recapturarlos.