“Sos muy chica” y un “no” contundente. Eso fue lo primero que escuchó una cordobesa que a los 16 años comenzó a pensar en ligarse las trompas para no tener hijos.
Hoy, Ana tiene 22 años y vive en el interior de la provincia de Córdoba. Este 2022 vivió un invierno diferente, único y especial. Después de tantos años de reflexionar y asegurarse que eso era lo que realmente deseaba, se realizó la cirugía de contracepción para evitar un posible embarazo.
En diálogo con ElDoce.tv afirmó que está convencida de que no quiere ser madre y que la ligadura fue el método anticonceptivo "que más le cerró". Lo hizo en una clínica privada de la ciudad de Córdoba de la mano de una profesional con la que se mostró muy agradecida.
+ MIRÁ MÁS: Qué implica ligarse las trompas: riesgos y reversibilidad del método:
La joven decidió contar su historia luego de que el Ministerio de Salud de la Nación lanzara una campaña de promoción de métodos anticonceptivos gratuitos en el marco de la Semana para la Prevención del Embarazo Adolescente en América Latina.
La publicación del Gobierno nacional en redes sociales generó críticas porque, además de enumerar todas las opciones de métodos seguros y de larga duración, también promovían los quirúrgicos, irreversibles y esterilizantes como la vasectomía y la ligadura de trompas, que están habilitados por ley a partir de los 16 años.
Deseo y convicción
“Es algo que venía pensando desde que tengo 16 años”, contó. Pero explicó que en aquel entonces, consideraba que "no era el momento indicado".
Cuando cumplió 21 y comenzó a realizarse los estudios ginecológicos de rutina, todo cambió. Sintió que estaba preparada y completamente segura: “Fui a una ginecóloga y le pregunté si estaba la posibilidad de hacerme la ligadura de trompas, pero me dijo que no, que era muy chica”.
En 2022 volvió a practicarse los estudios habituales y esta vez con un ginecólogo a quien le hizo la misma pregunta. “Primero lo vio como medio raro, me dijo que era muy chica y me mencionó el tema de la obra social, que ellos no me lo iban a aprobar”, relató.
A pesar de esta nueva negativa, recordó que a los días de la consulta recibió un llamado del médico: “Me dijo que estuvo averiguando un lugar y me habló del Hospital Ángel Ferreyra. Que ahí lo venían trabajando hace mucho, que tenían un buen equipo y me pasó un número de teléfono".
Fue allí cuando su mamá le sacó un turno y finalmente dio con la ginecóloga que le explicó que había una ley que avalaba la cirugía y le detalló el proceso.
“Me dijo que había dos opciones. Cortar un cuarto de las trompas y sellar los dos extremos, o sacarla directamente, que fue lo que elegí. No tengo pensado tener hijos”, aseguró.
Con la firme decisión, el método confirmado y los estudios de salud correspondientes, Ana recibió el turno definitivo para operarse a través de una videolaparoscopía.
- ¿Cómo fue la cirugía?
- Me pusieron anestesia total porque tenés que tener todo el cuerpo relajado. Me tenían que inflar para trabajar adentro. Estuve todo el tiempo dormida, ni me enteré.
- ¿Cuánto tiempo duró?
- Entré a las 8 de la mañana. La operación habrá durado 40 minutos aproximadamente. Tardé más cambiándome, que me pongan la anestesia y que se desocupe la sala, que la operación en sí. Literalmente, terminás y te vas a tu casa. Solo estuve un rato en una salita donde me dieron un té para ver que no me haga alguna reacción y mas o menos a las 11 me fui muy tranquila.
- ¿Tuviste miedo?
- No. Estaba muy segura y para mí fue un día más. No se lo había contado a nadie. Después de la cirugía le pase una foto mis amigas con las vendas y me dijeron '¡qué es eso!'. Se enteraron recién ahí.
- ¿El postoperatorio fue doloroso?
- Después de que me operaron salí feliz. Llame a mi mamá, a mis amigas, pura felicidad. No me dolía nada, pero sí salí con la sensación del postoperatorio. No podía hacer nada de esfuerzos corporales. Nada de actividades de impacto por una semana mas o menos. Después seguí mi vida normal.
Tenía algunas molestias cuando me agachaba a buscar algo del piso. Estaba medicada con antinflamatorios para que no me doliera. A la semana ya me sacaron los puntos. Me atendieron súper bien en el hospital.
Lo que sí, al principio estaba muy hinchada, no me prendían los pantalones. También tuve un moretón pero se me fue. Fue mi primera cirugía. Tenía que tener mucho cuidado cuando me movía. Un día me tomé un colectivo y sentí como se movió todo, creo que eso fue lo más feo.
- ¿Por qué no querés ser mamá?
- No lo decidí de un día para otro sino hace años. Uno crece con la idea de que quiere tener hijos y después descubrí lo que es, la responsabilidad que conlleva, me di cuenta que no era para mí todo eso. No sé si estaba dispuesta a sacrificar tanto, tener en cuenta que la prioridad pasa a ser esa persona, toda la vida es estar pendiente de alguien. A los 16 ya empecé a estar más segura de eso, pero lo pensé siempre.
Crecí y me di cuenta que no quiero y lo sostengo hasta el día de hoy. Además, el ginecólogo me explicó que sigo siendo fértil y sigo ovulando, por si en un futuro quiero optar por sustraerlo y tener un embarazo por fecundación in vitro.
- ¿Recibiste el apoyo de tu familia?
- Mi mama se lo tomó re bien porque ya sabía que me lo quería hacer hace años, pero cuando era chica si me decía como toda madre `mira si te enamoras y quieren tener´. Pero con los años mi respuesta seguía siendo la misma, que no quería y así lo terminó aceptando. Mi papá me dijo 'así que no me vas a hacer abuelo', pero en broma. Me dijo que es mi decisión y está perfecto. A mí tía y prima también les conté, pero a nadie más.
No es algo para contárselo a todo el mundo porque siempre te dicen 'por qué si tendría que tenerlo' y uno se cansa de recibir las mismas preguntas.
- ¿Cuál es tu postura sobre permitir la ligadura de trompas a partir de los 16 años?
- El tema es estar segura, informarte bien de todo lo que implica una ligadura, depende lo que uno quiera para su futuro. A los 16 hubiera dicho que no porque es algo que todavía tenía que pensar. Pero a esta edad sí.
A mí justo me tocaron ginecólogos que me guiaron bien y me explicaron toda la situación, hicieron un buen trabajo. Hay personas que no tienen la misma suerte. Médicos que no saben separar lo profesional de lo personal. Yo estoy re feliz, me olvido que me la hice. Siempre estuve muy segura de la decisión, eso es lo importante. Porque cuando uno tiene una duda, capaz no es el momento y lo tengas que repensar.