La agente Wanda Esquivel permanece detenida con prisión domiciliaria desde el pasado 7 de agosto. Es una de los cuatro policías que estaban en el puesto de control de avenida Vélez Sarsfield en la madrugada del asesinato de Blas Correas como consecuencia de los disparos con armas oficiales. Es la única de los 13 imputados que, hasta el momento, reveló detalles sobre la secuencia del crimen.
La mujer está imputada por los delitos de encubrimiento agravado y omisión de los deberes de funcionario público, y su testimonio es clave en la investigación judicial que encabeza el fiscal José Mana. Esquivel detalló cómo los policías dispararon contra el Fiat Argo en el que viajaban Blas y sus amigos, describió la forma en la que “plantaron” el arma para ensuciar a los jóvenes y quiénes fueron los jefes policiales que estaban al tanto de la maniobra de encubrimiento.
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Según publica La Voz este domingo, Wanda afirmó ante la Instrucción que, tras los no menos de seis disparos efectuados contra el Fiat Argo, cada pareja de policías (ella estaba como compañía de Javier Alarcón) se subió a su respectivo móvil para seguir al auto que acababan de balear, pero a la altura de la Plaza de las Américas lo perdieron de vista.
A partir de ese momento comenzó un entramado de acciones que involucraron a otros agentes y jefes policiales con el fin de encubrir el crimen del Blas, según el detalle de la confesión de Esquivel que consta en el expediente de la causa y al que tuvo acceso el periodista Juan Federico.
Ensuciar a los jóvenes
“A la altura del Avión en la Ciudad Universitaria el cabo 1° Alarcón saca del chaleco un revolver, y le dice tomá y ella le dice que no, y le repite vos tomá y tiralo. Que en ese momento ella agarró el revólver y abrió un poquito la ventana y lo tiró. Que en ese momento fueron minutos de debilidad y que ella hizo lo que le dijo el cabo 1° Alarcón”, consta en el expediente, según el relato de Esquivel.
Esquivel declaró que, al cabo de unos minutos, Alarcón simuló que acababa de encontrar, de casualidad, el arma que Wanda había arrojado minutos antes por la ventana del móvil. Luego fueron citados a la Jefatura de la Policía.
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En la Central de Policía, continuó la secuencia de encubrimiento: “Que cuando llegan a jefatura el subcomisario González, que ya había llegado, les dice que tienen que subir al primer piso, que tenían que entregar el procedimiento. Que allí los hacen esperar y les dicen que se sentaran en el piso de arriba porque estaba llegando la familia del chico fallecido, con el abogado y los chicos que habían estado en el auto”, dice el documento oficial.
Wanda relató que allí los cuatro policías que estaban en el puesto de control fueron entrevistados por dos comisarios: “Que en ese momento Ludueña le pide a Alarcón que lo acompañe a unos metros de donde estaban todos y que allí se pusieron a hablar. Que ella no pudo escuchar de qué hablaban. Que cuando dejaron de hablar se acercaron a donde estaba el resto y el comisario inspector Ludueña les dice que se quedaran tranquilos que iba a salir todo bien. Que en ese momento estaba el comisario Gatica y les preguntó a los cuatro acerca del arma y que les dice si habían puesto el arma ahí, que la mira a la dicente y ella lo asiente con la cabeza y él la mira y le dice quédese tranquila que por guardia tienen varios robos calificados en esa zona y que lo dejen ahí al tema del arma”.
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