Un hombre de 73 años fue detenido en la localidad de Wenceslao Escalante, en el interior de la provincia de Córdoba, acusado de violar a sus tres nietas.
Lo escandaloso del caso es que las víctimas hicieron la denuncia ante la justicia cordobesa en 2017, pero el acusado recién fue detenido en los últimos días. Al parecer, la causa estaba paralizada pero la investigación se reactivó tras la publicación en Facebook de una de las víctimas, que se hizo viral.
En el posteo, una de las jóvenes relató los horrores a los que ella y sus dos hermanas fueron sometidas cuando eran niñas. Actualmente tienen 17, 25 y 27 años.
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El Subcomisario Fernando Martín, que fue quien estuvo a cargo del operativo del arresto, confirmó la novedad a Cba24n.com.ar. Fue la fiscalía de Bell Ville la que ordenó la detención bajo la imputación de "abuso sexual gravemente ultrajante calificado y corrupción de menores calificada”.
El abuelo acusado fue detenido en Wenceslao Escalante, donde gozó de total libertad durante los cuatro años en los que estuvo denunciado. Fue trasladado a la cárcel de Villa María.
La carta del horror
M. (El Doce protege la identidad de la víctima) publicó el 20 de abril de este año una extensa carta en Facebook donde denunció el calvario que sufrió junto a sus dos hermanas por los abusos sexuales de su abuelo.
En dicho posteo relató que pasaron por intentos de suicidio y cuadros depresivos cuando tomaron conciencia de los abusos pero veían que su abuelo seguía haciendo su vida normal.
“En el año 2017 un secreto que cada una tapó como pudo, quedó al descubierto. Se hacían visible los abusos sexuales que tres hermanas sufrimos, durante toda nuestra infancia, año tras año”, escribió la joven.
Y continuó: “El perpetrador en este caso era nuestro abuelo, pero no cualquier abuelo, sino el “mejor”. El más 'presente y cariñoso' a la vista de nuestra familia".
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“Pudimos en primer lugar hablar con nuestras familias, quienes nos apoyaron incondicionalmente. Luego hacer una denuncia judicial: sabemos que esto conlleva citaciones y pericias, repetir una y otra vez lo que sufrimos. ¿Qué ganamos? Nada. ¿Consecuencias? Muchísimas. Cada una a su manera: los ataques de pánicos, depresiones, autolesiones y demás cosas que preferimos mantener en lo privado. El daño emocional y psicológico es una huella de por vida”, agrega la carta en uno de sus párrafos más fuertes.
El escalofriante relato de la joven víctima cierra con un desesperado pedido de justicia.
La carta completa
¿Cuánto tiempo lleva poder hablar? ¿Denunciar? ¿Sanar?
Hoy somos tres mujeres más las que se hicieron eco de voces que salen a denunciar públicamente, nos movilizan y convencen de que hablar sana y libera.
Pero las que gritan el pedido de justicia son tres niñas. Las que vuelven a aparecer en nuestros pensamientos y nos dicen: DALE, HABLA, VOS TAMBIÉN PODÉS.
En el año 2017 un secreto que cada una tapó como pudo, quedó al descubierto. Se hacían visible los abusos sexuales que tres hermanas sufrimos, durante toda nuestra infancia, año tras año.
El perpetrador en este caso era nuestro abuelo, pero no cualquier abuelo, sino el “mejor”. El más “presente” y “cariñoso” a la vista de nuestra familia. Claro, tras años de terapia entendimos que esta también era una forma de manipular y callar, - si soy tan bueno con ustedes ¿Cómo me vas a hacer esto?
Pudimos en primer lugar hablar con nuestras familias, quienes nos apoyaron incondicionalmente. Luego hacer una denuncia judicial: sabemos que esto conlleva citaciones y pericias, repetir UNA Y OTRA VEZ lo que sufrimos. ¿Qué ganamos? Nada. Seguimos esperando, con la única novedad que nos topamos hace muy poco es que –ciertos contactos políticos del abusador- frenaron la causa. ¿Consecuencias? MUCHÍSIMAS. Cada una a su manera, los ataques de pánicos, depresiones, autolesiones y demás cosas que preferimos mantener en lo privado.
El daño emocional y psicológico es una huella de por vida.
Seguimos, claro que seguimos, no es una batalla perdida.
Hoy, después de soportar a nuestro abusador sentado en la misma mesa; y que durante años posteriores a una denuncia judicial se sigue paseando por nuestro pueblo con total impunidad, pedimos JUSTICIA SOCIAL (Y queremos ver que lo sufrido no sea algo que “ya pasó”). No queremos que en cada lugar que vayamos nos digan: - Ah! ¿Vos sos nieta del riojano? ¡Qué tipazo! Y solo poder agachar la mirada.
Hoy somos tres hermanas que gritamos un pedido de justicia, tres mujeres fuertes que buscan liberar el sufrimiento de sus niñas.
Dale, GRITÁ. Todas merecemos al menos no seguir callando.
¡¡ JUSTICIA!!! Una y otra vez PEDIMOS JUSTICIA.