Las Omas, una organización de mujeres que ayuda a mujeres
Desde Chacra de La Merced buscan generar trabajo genuino y colectivo. Necesitan ayuda para trabajar más y mejor. Aseguran que la salida “no es individual, es colectiva”.
La historia de Las Omas comenzó mucho antes de la pandemia como un homenaje a la mujer trabajadora, pero sobre todo como una salida laboral genuina y colectiva de todas las mujeres de la zona de Chacra de la Merced.
Las necesidades son las mismas desde hace años pero la cuarentena las profundizó.
“Reinventamos la forma de trabajar como la mayoría de la gente se tuvo que adaptar”, cuenta Alida Weht, una de las grandes responsables de esta organización que todos conocen como Las Omas pero que significa Organización de Mujeres Argentinas Solidarias.
Luchar en medio de la pandemia
En Chacras de la Merced, mujeres lograron "reinventarse" y armar un taller de costura. Ante la falta de trabajo en la familia producto de la cuarentena, lograron crear una fuente de ingresos.
Con la llegada de la pandemia, comenzaron rápidamente a producir barbijos, batas, cofias con fines quirúrgicos y así consiguieron buenos clientes que confían en su mano de obra y en la calidad. Pero la aspiración es mayor: “La idea es que después de la pandemia continúe el trabajo genuino y colectivo y que las mujeres se profesionalicen y puedan acceder a otros mercados”.
Además del taller, Las Omas tienen un ropero comunitario donde mucha gente busca ropa de abrigo. Cada vez que reciben donaciones preparan la ropa de la mejor manera: lavan, clasifican y cosen o remiendan las que así lo necesiten.
Pero también mantienen el banco de alimentos y un bolsón de emergencia para familias de la zona que no pertenecen a la organización pero que tienen necesidades urgentes de asistencia alimentaria.
Las historias
“Con la cuarentena mi marido se quedó sin trabajo, yo venía acá a clases de costura y tejido y un día sonó el teléfono y nos avisaban que nos daban una oportunidad de trabajo a mujeres que sabían cocer y así llegué y empecé a cocer barbijos. Cuando empecé hacía 10 o 15 y ahora hago 200 barbijos por día”, cuenta una de las mujeres desde el taller.
“Trabajamos todos los días, gracias a Dios. Vamos a salir expertas en barbijos y control de calidad”, afirma otra de las Omas con una sonrisa que se le adivina por debajo del barbijo.
Lo que falta
La ayuda más importante que necesitan es para terminar de construir un taller con las condiciones necesarias y el espacio adecuado que les permita transformarse en un “polo textil”. Tienen máquinas embaladas que no pueden utilizar por falta de lugar.
Alida Weht es muy clara y precisa en cuanto al concepto con el que llevan adelante la organización: “Para nosotros la salida no es individual es colectiva”.
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