Fernanda Pereyra tenía 26 años y fue salvajemente asesinada, hace unos días, en la ciudad neuquina de Rincón de los Sauces. Su cuerpo fue encontrado quemado en un descampado y la identificaron por una cadenita que llevaba puesta.
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Los investigadores determinaron que la joven fue objeto de un extraño ritual satánico relacionado al número 666. ¿Por qué? El lugar donde cometieron el crimen está ubicado en el kilómetro 6 de la ruta 6. Además, la víctima estaba embarazada de 6 meses. Con tablas, partes de palets, cubiertas y combustible, Fernanda fue reducida a cenizas.
Tres personas fueron detenidas: su ex pareja, Luciano Hernández, y dos amigos de él, Osvaldo Castillo y Diego Marillán. Los acusados están relacionados con el tráfico de drogas y practican satanismo y otras creencias de origen africano. El juez Pablo Yancarelli los imputó por homicidio calificado y les dictó seis meses de prisión preventiva.
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Los investigadores creen que la joven fue sometida a un ritual en el que se involucró a San La Muerte, el santo de los narcotraficantes, y a Destranca Rua, entidad relacionada con el kimbanda, un culto angoleño, según informa el diario Clarín.
Se sospecha que los tres acusados subieron a Fernanda a una Renault Kangoo y allí la acuchillaron. Después la llevaron al descampado donde ubicaron su cuerpo entre matorrales, maderas y gomas y lo quemaron en medio de un ritual satánico. La camioneta fue lavada, pero la Policía detectó sangre y cabellos de la víctima en los asientos y el techo.
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En la pensión donde vivían los detenidos descubrieron imágenes del Diablo y música satánica. En el patio había una oveja que sería utilizada en ceremonias y los tres tienen tatuajes de tridentes y mujeres en llamas en sus cuerpos.
Los vecinos del pueblo se manifestaron pidiendo justicia. Los fiscales Agustín García y Fabián Flores creen que Pereyra había sido víctima de violencia por parte de su ex, quien la amenazó en varias oportunidades al enterarse que ella había quedado embarazada de otro hombre.
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Una de las charlas fue escuchada por al abuela de la víctima, cuando ella viajó a visitar a su familia en Mendoza. Cuando la joven le dijo a él que “no podía matar a nadie”, el acusado respondió “volvé y vas a ver de lo que soy capaz”, según la declaración de la mujer. Al despedirse, la chica les confesó: “Esta puede ser la última vez que me vean”.