A poco de cumplirse una semana del crimen de Joaquín Paredes (15) en la localidad de Paso Viejo, las pruebas toxicológicas complican la situación de los policías detenidos en la cárcel de Bouwer acusados por los delitos de homicidio agravado y lesiones graves.
La fiscal Fabiana Pochettino no quiso dar detalles de cómo avanza la investigación. Sin embargo, desde la querella confirmaron a El Doce que cuatro de los efectivos detenidos dieron positivo en el test de alcohol y uno en el de estupefacientes.
Fuentes de la causa confirmaron que con esas pericias quedó comprometida la situación judicial de los agentes. En el Ministerio de Seguridad no desmintieron ni confirmaron el dato.
De acuerdo a la información a la que pudo acceder El Doce, testigos habrían declarado que vieron a los policías tomando cerveza un rato antes de la balacera fatal. Cabe recordar que familiares de Joaquín dijeron a este medio el lunes, que sospechaban que los efectivos detenidos hayan consumido estupefacientes antes de disparar.
Además, sorprende la cantidad de disparos contra los jóvenes. Según fuentes de la causa, habrían encontrado al menos 40 vainas servidas en el lugar del crimen.
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El caso
En la madrugada del pasado domingo 25 de octubre, Joaquín Paredes fue asesinado de un balazo por la espalda cuando se encontraba junto a sus amigos ingiriendo bebidas alcohólicas en la vía pública.
Otros dos adolescentes también resultaron heridos y debieron ser hospitalizados: Jorge Navarro de 18 años, que permanece internado en Villa del Soto por dos heridas de bala, y Braian Villagra de 15 años, que se encuentra en el Cruz del Eje por una herida punzante en el brazo derecho y fractura de fémur.
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Por el hecho, detuvieron a cinco policías. Se trata de Maykel López (24), Enzo Alvarado (28), Iván Luna (25), Jorge Gómez (33) y Ronald Fernández Aliendro (26), acusados por los delitos de homicidio agravado y lesiones graves.
Esta semana se conoció que se logró identificar el arma policial desde la que habría salido el disparo, es decir, el arma homicida. Mientras tanto, continúan peritando las otras armas reglamentarias secuestradas.
También pasaron a situación pasiva a un subcomisario y su chofer, quienes llegaron al lugar del crimen pocos minutos después de efectualos los disparos. La titular del Tribunal de Conducta Policial, Ana Becerra, explicó que la intención es "garantizar la investigación y la prueba".
Antecedentes
Franco Amaya tenía 18 años cuando fue asesinado en Carlos Paz en 2017 a balazos por policías. Iba a bordo de su moto junto a su primo cuando al llegar al puente Los Gigantes y Alem, en la zona del Fantasio, se toparon con dos uniformados que le hicieron señas para que se detengan.
“Mi primo quiso parar, pero el policía sacó el arma de una. Le hicimos señas de que no disparara. Le tiró al lado”, dijo a El Doce.
Después de una ardua investigación, se confirmó que los agentes estaban alcoholizados: Rodrigo Bustos y José Villagra tenían 0,84 y 0,87 de alcohol, la noche que balearon al joven de Carlos Paz.
En mayo de 2018, la Cámara 11ª del Crimen condenó a 12 años a Rodrigo Maximiliano Velardo Bustos, luego de confesar que lo mató por la espalda. Estaba imputado de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por la condición de policía, pero quitó el segundo agravante.
Mientras que el otro efectivo, que se encontraba junto al autor del crimen, fue absuelto. José Ezequiel Villagra estaba acusado de omisión de los deberes de funcionario público por no prestar asistencia a la víctima luego de que su compañero lo hiriera.