El 14 de febrero pasado, Bruno Picco (68) fue asesinado a sangre fría a plena luz del día en barrio General Paz. Salió del banco, donde extrajo 19 mil pesos de su jubilación, cuando fue sorprendido por un ladrón. Se negó a entregarle la mochila, forcejearon y el hombre recibió un disparo en la cabeza.
Los delincuentes, identificados como Claudio Miguel Oliva y Raúl Orlando Márquez, quedaron detenidos acusados del delito de “homicidio en ocasión de robo agravado”. Cuatro meses más tarde, la Justicia confirmó la prisión preventiva de los imputados por el crimen del jubilado.
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El juez de Control y Faltas 3, Esteban Díaz Reyna, ratificó la medida cautelar por la “violencia y temeridad desplegada en el hecho”. Además, aseguró que Oliva, quien fue arrestado a los pocos días, presentaba un “alto cúmulo de indicios de peligro en concreto”. También reveló que a pesar de estar tras las rejas, intentó entorpecer la investigación.
Por otra parte, Díaz Reyna justificó la prisión preventiva de Márquez -cayó en medio de un tiroteo y sería quien le disparó a Picco-, al considerar que presenta “múltiples indicadores de peligro”.
“La violencia y temeridad desplegada en el hecho, toda vez que actuó a cara descubierta, en horario pico, en una zona muy concurrida, con actitud desafiante y sin reparo a desarrollar conductas intimidatorias a cualquier costo, indicativas de la actitud que podría desempeñar si es puesto en libertad”, agregó el juez.