Este domingo se cumplieron dos semanas de un crimen que movilizó a la Ciudad de Córdoba. Lidia Cabrera (65) estaba durmiendo en su casa de barrio Yofre Sud junto a su hija, cuando dos ex policías y vecinos rompieron la puerta y la mataron a golpes.
Roque (57) y Leonel Bonaldi (24), padre e hijo que habían sido dados de baja de la Policía por distintas irregularidades, están e imputados por homicidio calificado por alevosía, tentativa de homicidio y violación de domicilio. Días después también fue detenida Antonella Bonaldi, hija de Roque y hermana de Leonel, quien se encontraba en situación pasiva dentro de la Fuerza desde diciembre de 2019.
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Yanina Moreno, hija de la jubilada asesinada, también fue agredida aquella madrugada fatídica y se salvó de milagro. Este lunes, la mujer hizo pública una carta exigiendo justicia y cuestionando al Poder Judicial de Córdoba.
Lidia y Yanina ya habían realizado varias denuncias contra la familia Bonaldi por agresiones y amenazas de todo tipo. "A mis reclamos, el Poder Judicial respondió con un 'silencio ensordecedor' que resulta cómplice, apartándose así del cumplimiento de su deber y adoptar las medidas de protección necesarias para salvaguardar nuestra vida", aseguró en su escrito de las últimas horas.
La carta completa de Yanina Moreno
A más de 10 días que vecinos/asesinos cegaran la vida de mi madre, aun no puedo realizar el proceso de duelo de tremenda pérdida. No puedo, porque además de sobrellevar y atravesar este dolor inmensurable por la ausencia del ser que más amé en la vida, tengo también, el reto de no bajar los brazos, de vencer al dolor y mantenerme de pie con la entereza -que me inculcó mi madre- y no declinar en mí reclamo de JUSTICIA. Dicho reclamo se alza como un grito desgarrador, cada día con más fuerzas, el cual no cesará hasta que los responsables de impartir justicia se expidan en la medida que tan trágico hecho merece.
Soy conciente de que quien me lee puede pensar que es una mala película, o una película mal contada se hace de relatos reiterados que nadie escucho o creyeron no escuchar o tal vez creen haber visto algo pero en realidad por beneficio propio no recuerdan o no dijeron nada.
Elementos que hacen a la misma son aquellos que yo misma viví como por ejemplo los que menciono a continuación.
- Amenazas reales en tiempo y en forma.
- Las victimas lo anunciaban constantemente.
- Saber con anticipación quienes serian los asesinos.
- Personas relacionadas a la familia de los asesinos, sabían de las amenazas y que sabían que las iban a cumplir lo que las convierte en “cómplices”
- Personas de la familia (podrían haber advertido el suceso).
- Una familia que se muestra agresiva hacia la sociedad en general, impulsivos, si no se sienten a gusto con algo que dicen de ellos.
- Personas materialistas, de egos únicos e importantes, siempre creyéndose superiores.
- Racistas ya que se dirigían a sus víctimas como negras, negras de piel, negras de mierda.
Cabe mencionar la denuncia de Diciembre del 2019 cuando delante del personal policial uno de ellos quien luego sería el asesino, el mayor de los dos menciono con sus propias palabras: “miren el color de piel de ella y miren el color de piel de mi hija”.
A lo cual el presente personal policial se agarraba la cabeza al escuchar tan aberrante palabras.
Yo Yanina jamás me sentí menos, ni sentí vergüenza alguna por mi piel morena o negra, tampoco me avergüenza mi descendencia.
Como corolario a todo esto terminaron matando a una de las negras, la más débil por su edad y por su condición de mujer adulta mayor, la otra negra o sea yo quede viva y de milagro.
¿Qué paso con los vecinos?
- Sabían de las amenazas y algunos ocultaban el saberlo por miedo.
- Otros como yo denunciaban y no se callaban.
- Otros decían que eran buenas personas, pero para quienes a ellos los que les debían favores y viceversa y los asesinos se los habían saber.
- Los que sufrían amenazas y no lograban creer que fuera capaz de cometer el hecho que prometían.
¿Que pasaba en sus eventos?
- Eran agresivos, con gritos fuera y dentro del hogar y no solo el padre sino los hijos y esposa.
- Acudían amistades de las cuales no hay nombres ya que eran conocidos solo de ellos.
- Y no decían nada Cuando veían una mala actuación y agresiva como tirar tiros al aire con un arma de fuego, no decían nada. Qué opinaban al respecto cuando esos tiros eran dedicados a las negras del frente , solo se escuchaban carcajadas.
Algunos se iban pero regresaban al tiempo a otro evento más.
A ellos las negras les molestaban cuando salían de sus casas a limpiar la vereda o higienizar el frente de casa.
Nos insultaban incluso frente a sus amistades solo recuerdo un hombre que supo decir y por qué esto a lo que él respondió por negras de mierda.
Nos insultaban frente a albañiles de la cuadra y hay testigos de eso y de lo anterior mencionados también.
Frente a un vecino conocido mío de mi infancia a quien mi madre le dijo en una oportunidad sos testigo de esta amenaza y este contesto si me mencionas voy a decir que es mentira.
Frente a su nueva mujer también me agredió a mí en particular en noviembre del 2020 y esa mujer no hizo ni dijo nada, esa misma mujer la noche del asesinato paro frente a mi casa en un remis y yo le grite “mira lo que hizo, mira lo que hizo” en ese mismo momento llego la novia del otro autor del hecho enmoto quien circulaba por la cuadra.
¿Qué clase de personas rodean a estos asesinos?
- Personas que callaban
- Personas que escuchaban y no decían nada.
- Personas que acompañaban con su conocimiento pero no creían en la gravedad de los hechos.
- Persona cómplices!!!! Sí, porque haber escuchado, porque haber visto, porque haber sentido los hace parte.
A pesar de todo lo expresado anteriormente fueron varios los años que transité por las sedes judiciales que funcionan en los precintos policiales denunciando “amenazas de muerte”, sí, amenazas de muerte! Así tal cual lo expreso ahora; en ocho oportunidades manifesté:
- que me amenazaron con un arma,
- que me rompieron la puerta,
- que cruzaron hasta mi vereda y me dijeron mirándome a los ojos que me iban a matar.
A todo esto, en una de las oportunidades pregunte: ¿Qué hago cuando ingresen a mi casa? y ningún funcionario del Poder Judicial me supo contestar.
En repetidas oportunidades, mi madre y yo, recibimos de parte de esta familia, amenazas violentas ya que eran efectuadas con armas de fuego, en alguna oportunidad con un arma reglamentaria debido a que uno de los miembros de esa familia es una agente de la policía de la Provincia.
A mis reclamos, el Poder Judicial respondió con un “silencio ensordecedor” que resulta cómplice, apartándose así del cumplimiento de su deber y adoptar las medidas de protección necesarias para salvaguardar nuestra vida que, ante reiteradas amenazas estaba efectivamente en peligro.
Encomendar tareas “pasivas” a la mujer policía intimidante, fue el remedio que la institución policial determinó, dicha medida quizás fue el hecho que precipitó el evento que termino con la vida de mi madre.
La amenaza de muerte hecha por estas personas fue materializada por Padre e Hijo, y conto con la colaboración necesaria de la hija.
El día anterior a la noche del crimen no existió riña, ni discusión, ni intercambio de palabras con los vecinos en cuestión, de tal modo que, a mi entender, lo sucedió fue un asesinato fríamente planificado y pensado porque se llevo a cabo en horas de la madrugada mientras dormíamos con mi familia. Para tal fin, violentaron ventanas y la puerta de ingreso a mi domicilio, hasta derribarla e ingresar para arrastrarnos a la calle, ocasionando la muerte de mi madre, golpeándola con una baldosa.
La casualidad quiso que hoy, yo sea una sobreviviente de ese terrible día, día en el que aunque recibí una brutal golpiza que ha causado disminución visual en uno de mis ojos.
Por los hechos expuestos los autores del asesinato están imputados de “homicidio calificado agravado por alevosía, tentativa de homicidio calificado, violación de domicilio y robo”. Otro miembro de la familia es partícipe necesario porque facilito la fuga temporaria de uno de los asesinos.
Lo que expreso no es un relato imaginario, mi madre perdió la vida, en lo particular aún tengo visibles las marcas de la agresión física sufrida, los vecinos del barrio son testigos que se trata de una familia agresiva, los atacantes tenían por costumbre intimidar al barrio con insultos, amenazas y peleas.
Mi accionar estuvo ajustado a buscar el amparo de la justicia, a pedir ayuda en distintas instituciones, incluida Atención de Víctimas de Violencia, en dónde me aconsejaron filmar la próxima vez que fuera agredida.
Nadie llegó a ayudarnos. Nadie entendió que éramos “victimas de violencia”, “violencia de género”; en reiteradas oportunidades los homicidas manifestaron desprecio a nuestra condición de "mujeres solas", por ser “negras”, así lo manifestaban cada vez que nos insultaban, incluso ante personal policial en mi denuncia del diciembre del 2019 que expreso: “miren el color de piel de ella y miren el color de piel de mi hija” a lo que los efectivos policiales se admiraban de tan increíble comentario.
Mi madre y yo como mujeres sufríamos violencia por parte de estos sujetos, una violencia que podía afectar nuestras vidas, nuestra integridad física, nuestra psiquis o nuestra seguridad. De hecho la violencia se cobró la vida de mi madre. Y en mi caso, si bien no pudieron acabar con mi vida, la violencia psicológica ejercida me causó daño emocional, me perturbó, porque con ello buscaron degradarme mediante amenazas y hostigamientos.
El desenlace tiene varios puntos oscuros, varios por qué sin respuesta, tales como, ¿en qué cajón se perdieron mis 8 denuncias que el fiscal dice no haber recibido nunca?
¿Alguien con injerencia intercedió para que las denuncias se pierdan en el camino? ¿Existen complicidades o favores de alguna índole que permitieron que estos asesinos se manejaran siempre con total impunidad?
Entonces ¿cómo poder confiar?, ¿cómo sentirme protegida si esta familia inculco el miedo y la desconfianza?
El Poder Judicial debe hacer JUSTICIA.
¿Cuántos hechos más de violencia deben ocurrir en la Provincia de Córdoba para que el Poder Judicial adopte medidas preventivas que resguarden a los cordobeses?
La Justicia de Córdoba está en deuda con mi familia y conmigo.
Nada me devolverá a mi madre y todo lo que hagan hoy no nos devolverá su vida, ni la visión que me quitaron, ni la afección psicológica que me causaron, quizás de por vida no solo a mi sino a también a mis hermanos y sobrinos. Pero al menos, aunque tarde, espero y confió que procedan con celeridad y diligencia, que impartan justicia, que cumplan con el deber que tiene de resguardar nuestros derechos de situaciones de un salvajismo aberrante.