María Eugenia Cadamuro fue asesinada el 15 de marzo de 2017 y enterrada en una zona rural cercana a Villa del Totoral. Su hijo, Jeremías Sanz, es el principal sospechoso de haberla matado por una presunta disputa familiar que involucraba dinero, y su amigo, Nicolás Rizzi (30), fue detenido e imputado por encubrir el crimen.
Pero en las últimas horas el caso tuvo novedades cruciales. Se incorporó una declaración de Rizzi ante la Fiscalía de Instrucción de Jesús María: allí el joven confiesa que el asesino fue su amigo y que él mismo lo ayudó a esconder el cadáver.
De esta manera, la confesión ubica al acusado como testigo presencial de lo ocurrido y complica aún más al acusado. Según pudo saber La Voz, Rizzi admitió que había mentido en su primera declaración y ahora decidió contar lo que pasó en realidad.
“No sabés la cagada que me mandé. Sos la única persona en la que confío”, habría dicho el hijo de Cadamuro.
En base a esa versión, el crimen ocurrió aquel 15 de marzo de 2017 entre las 20 y las 22, a la vera de la ruta 60. El testigo explicó que volvía de su campo con dos empleados y comenzó a recibir numerosas llamadas de Jeremías, que era su amigo y vivían juntos en Sinsacate.
Cuando lo atendió, contó que Sanz estaba desesperado y le pidió que lo vaya a buscar a Jesús María, sobre el Bv. Agüero, donde había llevado a su madre algunas horas antes. Pero Rizzi dijo que Jeremías no quería explicarle por teléfono por qué tenía tanto apuro y solo le adelantó: “Tuve quilombo con mi vieja, me reputeé, pasá por acá”.
Así, Rizzi aseguró que dejó a sus empleados y fue a buscar a su amigo. “No sabés la cagada que me mandé. Sos la única persona en la que confío”, le dijo Sanz. “Ayudame, por favor. Vos ayudame” agregó el presunto asesino.
Jeremías Sanz, más complicado
El hijo de la víctima agarró su camioneta y le pidió a Rizzi que lo siguiera. Desde Jesús María fueron por Ruta 9 hacia el norte, doblaron por Ruta 60 y luego se adentraron en un camino de tierra, girando a la derecha unos mil metros más. Allí Sanz se bajó de su vehículo y, en estado de shock y llorando le dijo a su amigo: “Vení a ver, mirá”.
“Camino 10 metros y veo un bulto, veo que era una persona. ‘¿Qué hiciste culiado?’”, confesó Rizzi ante el fiscal Guillermo Monti sobre cómo reaccionó y lo que pasó cuando se enteró de que su amigo había asesinado a su propia madre.
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Allí el testigo declaró que Sanz se acercó con bolsas, guantes y una colcha. Y, aunque primero habría querido negarse, lo ayudó a enterrar el cuerpo de María Eugenia Cadamuro.
Rizzi, que ya había sido imputado porque encontraron sus rastros genéticos en la escena del asesinato, complicó así aún más al acusado, pero también se agravará su situación tras pasar casi tres años ocultando estos detalles. Con esta declaración clave ya no habrá más testimonios y se pasará a los alegatos, para encaminar el juicio hacia el fallo.
Guadalupe Sanz, hermana del acusado e hija de la víctima, no pudo declarar por una crisis de nervios. Sin embargo, no figura sobre ella ninguna sospecha. Jeremías continúa detenido en la cárcel de Cruz del Eje imputado por homicidio agravado por el vínculo, por violencia de género y por alevosía.
Nicolás Rizzi sorprendió con su declaración. Fotos: La Voz.