¿Qué ves cuando me ves? trae cinco historias de vida, cinco familias vinculadas a la discapacidad que patean el tablero y miran lo positivo de este tiempo, para “otros tiempos”.
Manuela Pena Minuzi (12) es de Córdoba capital y tiene Trastorno del Espectro de Autismo; Víctor Peñarrieta (8) es de Cochabamba Bolivia y tiene Trastorno Específico del Lenguaje; Martina Aguirre (14) es de Ushuaia y tiene Síndrome de Down; Zaira Saleme (10) es de Tolhuin, Tierra del Fuego, y tiene parálisis cerebral; Íker Gael Mendoza Espinola (3) es de Villarica, Paraguay, y tiene Trastorno Específico del Lenguaje.
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Campeones y resilientes le ganaron la pulseada a la pandemia
Manuela ya se baña sola, pone la mesa, y superó la sensibilidad extrema táctil que le impedía agarrar una esponja para lavar los platos. Martina duerme, descansa y cocina las recetas que la apasionan. Iker forma palabras solo y está súper motivado con el lenguaje. Víctor le pone toda la onda a la tarea, contiene mucho a su mamá y se supera en la comprensión de contenidos. Zaira avanzó en su aspecto cognitivo, comunica y hasta señala lo que quiere comer.
Salir del ritmo de las terapias diarias fue un cimbronazo, pero estos padres sí que supieron reinventarse. Nadie dice que es fácil ni liviano. Los miedos y el eterno temor a que los niños no evolucionen cómo se debe y a no superar las expectativas, siempre amenazan en el inconsciente de cada uno.
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Ellos SÍ pudieron mirar, cambiar los tiempos establecidos del reloj, se potenciaron, se multiplicaron, se reinventaron. La discapacidad fue solo una excusa para conectar de otra manera y curiosamente la fórmula no falla: AMOR+DEDICACIÓN+ATENCIÓN = ¡LOGROS DE CUARENTENA!