El “quédate en casa”, frase de batalla para este momento inevitablemente, encierra para cada uno diferentes realidades. Ese himno que hoy cantamos entre todos, se convirtió en el gesto más honesto de solidaridad que tenemos al alcance. Y en este “ir hacia adentro” también empiezan a surgir historias dignas de contar, cada una con su matiz familiar.
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La familia Vietto llegó hace un año y medio de Las Varillas a vivir a Córdoba con un claro objetivo: mejorar la calidad de vida de Feli, el más pequeño, de ocho años, que tiene TEA no verbal (trastorno del espectro autista). Sus padres Mariela y Hernán, y hermanos Catalina y Santino no dudaron a la hora de apostar y darle un giro de 180 grados a su vida.
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Encierro y TEA parecieran no ir de la mano, por eso afortunadamente el gobierno contempló salidas excepcionales para personas con discapacidad intelectual o alguna condición del espectro autista (CEA), únicamente cuando el confinamiento ocasiona crisis conductuales. Así, los ánimos cambiaron para la familia anhelando ese momento del día que ordena y encauza emociones con solo respirar un rato afuera.
El cuaderno de comunicaciones con imágenes es, para Feli, su manera de “decir” y así entre todos se comunican, bailan, cantan, sonríen, aprenden y nos muestran que hasta en el más complejo escenario podemos jugar a teatralizar la vida y armar con la pandemia, el autismo y el encierro el guión de una obra que inspire un amor tan incondicional como el de esta familia.