Facundo Armando Castro, conocido como Don Castro, protagonista de una historia aberrante y con denuncias por abuso sexual que jamás avanzaron en la Justicia de Córdoba. Se fue muy joven a vivir a Buenos Aires y años más tarde regresó a la provincia de Córdoba junto a su esposa entrerriana, sus tres hijos y el cuarto que venía en camino.
Se instalaron en Deán Funes, donde Castro pasó sus primeros años de vida. Fue en ese momento cuando comenzó el horror, según denunció una sobrina en Arriba Córdoba. En total tuvieron siete hijos, tres mujeres y cuatro varones. El hombre fue expulsado de los Testigos de Jehová, religión a la que su madre le fue trasladando la fe.
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“No daban mucho con la familia, eran medios raros. Es real que no se daban con los vecinos”, reveló la prima de las Esther Castro y Sara Castro, las hermanas asesinadas y arrojadas a un viejo aljibe en la casa del horror de barrio Autódromo de la ciudad de Córdoba.
La esposa de Don Castro falleció en 1990 debido a un cáncer de mama: “Muere por negligencia, él no permitía que los médicos la vieran”. Al parecer, antes de morir la mujer advirtió a su familia para que cuidaran a sus hijos, sobre todo a las chicas.
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El horror comenzó en Deán Funes. Según contó la prima de Esther y Castro, fue la hermana de su tío Armando quien realizó la primera denuncia porque “los chicos no iban al colegio”. “Ahí se rompe el vínculo con la familia”, detalló.
El espanto llegó después cuando se enteran que “Esther estaba embarazada”. “Las chicas no tenían novios, no salían”, subrayó. Comenzaron las sospechas por abuso sexual intrafamiliar. Esa fue la segunda denuncia contra Don Castro. “Ahí el vínculo se rompió por completo”, aseguró la mujer en Arriba Córdoba.
Y agregó en referencia a la sorpresa por el embarazo de Esther: “Eran unas niñas que estaban encerradas todo el tiempo, no tenían vida social. Cuando Esther sale embarazada era imposible. La hermana de Armando interviene. Las sospechas comenzaron ahí y más cuando la mamá pidió que cuidaran a las hijas antes de morir”. “Él no dejaba que se acercaran a la familia”, relató.
Hace 20 años que se realizó esa denuncia en la fiscalía de Deán Funes, pero “no prosperó”. “La hermana que hizo la denuncia movió cielo y tierra, pero no sé por qué no se avanzó”, detalló la prima de las mujeres asesinadas. Finalmente, Facundo Armando Castro se fue de Deán Funes y se instaló en lo que hoy se describe como la casa del horror, ubicada en Oscar Cabalén al 6.500.
La prima de Esther y Sara contó que los hermanos mayores se fueron primero y “se salvaron de esta situación, terminaron el colegio y se salvaron”. “Pero las chicas lamentablemente no”, expresó y agregó: “El entorno estaba tan enfermo que no se dejaba ayudar”.
El final de la historia es aún más macabro: los hermanos Ismael y Esteban confesaron haber asesinado a su madre Esther y a su tía Sara y arrojar los cadáveres a un profundo pozo de agua en el patio de la casa del horror.