El decreto del aislamiento social, preventivo y obligatorio en el marco de la pandemia del coronavirus provocó que muchos padres separados se vieran afectados al no poder ver a sus hijos. Sin embargo, a fines de abril quedó establecido a nivel nacional que estaban autorizados a tener contacto directo con los menores y podían cambiar la residencia mientras dure la emergencia sanitaria.
La realidad es que muchas veces los adultos no llegan a un acuerdo y los principales perjudicados son los niños. Después de más de 60 días de cuarentena, Néstor Piazza denunció que su expareja no le permite ver a sus dos hijos de 15 y 11 años, uno de ellos con autismo.
Se separaron en diciembre de 2018, aunque no en buenos términos. Desde entonces se estableció un régimen provisorio de visitas (fines de semana de por medio y lunes, miércoles y viernes en un horario definido). Tras la suspensión de las visitas por el coronavirus, solo se contactaba por videollamadas o llamadas telefónicas.
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Luego de que el Gobierno Nacional autorizara los traslados para hijos de padres separados una vez por semana, Piazza se presentó ante la Justicia. De acuerdo a lo que detalló a El Doce, la madre de sus hijos no accedió y el acuerdo se cayó.
"La última vez que los vi fue un día antes de la cuarentena. Yo se que ellos quieren venir a verme y me extrañan", manifestó. Su preocupación mayor es por su hijo de 15 años con autismo, debido a que teme que el vínculo se rompa ante la falta de contacto visual y físico de manera periódica y convertirse en un extraño en su vida.
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