La cuarentena y las restricciones para evitar la propagación del coronavirus tuvieron varias historias en donde las medidas sanitarias no coincidieron con ciertas cuestiones humanitarias. Y lo que denunció Pablo Musse, oriundo de Neuquén, está en esa sintonía.
El hombre tiene a su hija Solange internada en Alta Gracia realizando un “tratamiento alternativo” para luchar contra un grave cáncer de mama. Desde marzo, por la pandemia, Pablo no puede verla.
Solange está junto a su madre en Alta Gracia.
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Pero finalmente asegura que había conseguido los papeles necesarios y hasta dado aviso al COE sobre el viaje que pretendía hacer. “Mi hija tiene un cáncer muy avanzado desde hace 10 años. Está internada en una casa que alquilamos en Alta Gracia con respirador, enfermeros, tratamiento psicológico y muchos cuidados”, explicó entre lágrimas el hombre a Arriba Córdoba.
Odisea y calvario
El hombre relató que salió desde Neuquén el sábado a tarde y llegó a Huinca Renancó, en el límite sur de la provincia de Córdoba, el domingo a las 6. Allí se topó con el control sanitario, en donde comenzaron los problemas.
Pablo viajaba acompañado por su cuñada, que padece discapacidad motriz y tiene domicilio en Córdoba. “Nos hicieron los hisopados. El de ella dio negativo, pero me dijeron que el mío fue ‘dudoso’. Entonces me hicieron otro, y volvió a dar ‘dudoso’”, relató el hombre aún sin poder comprender la situación.
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“Me explicaron que podía ser porque tenga otra afección, pero me dijeron que dos resultados ‘dudosos’ ya era coronavirus”, aseguró Pablo y dijo que en ese momento su mundo se cayó a pedazos: le avisaron que no lo dejarían ingresar a la provincia de Córdoba.
El peor regreso
Sin poder ver a su hija, el hombre denunció que lo obligaron a regresar a Neuquén y no les dieron la posibilidad de hacer cuarentena en un hotel de Córdoba a pesar de que su cuñada tiene domicilio en territorio provincial.
“Nos acompañaron ocho móviles policiales por toda la ruta hasta Neuquén. Los policías me decían que no me podía bajar ni en las estaciones de servicio a comprar comida”, se quejó y aseguró que tampoco les permitieron ir al baño y tuvieron que “hacer sus necesidades en el campo, en medio del camino”.
Solange la pelea contra un cáncer.
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“No les importó nada”, denunció Pablo, que aseguró que en total manejó 40 horas seguidas y no lo dejaron parar a descansar a pesar de que dio aviso a los policías de su cansancio y lo peligroso que es conducir en ese estado.
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“Mi hija me estaba esperando. Estaba muy ansiosa y todo esto le hizo mal”, contó además sin poder contener las lágrimas y desesperado por poder ver a Solange, que atraviesa un muy difícil momento en su salud.