En 2017 en Monte Maíz, pequeña localidad en el sudeste de Córdoba, Nayara Ibarbia (17) perdió la vida luego de que el auto que era manejado por su novio impacte de frente contra un camión estacionado.
En aquel entonces Gustavo Villareal tenía 28 años. Él sólo sufrió algunas lesiones que no fueron graves, mientras que la adolescente falleció tras una semana de agonía debido a las heridas que le provocó el violento choque.
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Para los familiares de la menor de edad lo ocurrido no fue un accidente. “Es un asesino”, le decían en mayo aquel año a El Doce durante una protesta para pedir justicia.
Un giro contundente
Tres años después de la tragedia, la causa dio un vuelco. La fiscalía de instrucción de segunda nominación de Bell Ville, a cargo de Isabel María Reyna, ordenó la detención de Villareal por considerarlo supuesto autor del homicidio doblemente calificado por el vínculo y por mediar violencia de género contra Nayara Agostina Ibarbia Contín. Es decir, femicidio.
El hecho en un principio fue caratulado como homicidio culposo y atribuido a un supuesto accidente de tránsito. Sin embargo, tras “una larga investigación” se pudo determinar y fundamentar que el acusado direccionó intencionalmente su auto Fiat 1 contra el camión, con el objetivo de matar a su novia.
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El detenido, que ahora tiene 31 años, será indagado en los próximos días. Y allí se definirá cómo seguirá el caso.
Desde un primer momento la familia de la adolescente fallecida aseguró que todo había sido planificado por el femicida. De hecho revelaron que ella quiso terminar la relación, pero que él la había amenazado de muerte.
“El día del accidente, a la tarde, Nayara lo había querido dejar, y él la amenazó con que se iba a matar y la iba a matar a ella”, le relató una tía a La Voz, allá por 2017.
La protesta para pedir justicia en 2017.
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“La vivía controlando. Le revisaba el teléfono. Le cuestionaba las amistades y hasta la ropa que usaba”, describieron además sus allegados.