Entre las historias dramáticas provocadas por la pandemia del coronavirus, la de Sebastián Amurín D'Amico llama la atención y necesita una solución urgente. El joven, de 23 años, necesita operarse por un sarcoma embrionario en el maxilar derecho, una extraña forma de cáncer.
Pese a intentar distintos tratamientos desde el 2015, no logra dar con una solución en el país. “En 2014 empecé a sentir un bultito en el maxilar derecho, pensé que era un granito pero con el tiempo iba creciendo, así que hice una consulta en el Hospital Ramos Mejía. Allí decidieron hacer una biopsia. En enero de 2015 recibo los resultados y todos los datos daban como concluyente que tenía este sarcoma”, le dijo el muchacho de Moreno, Buenos Aires, a Infobae.
Tras esos estudios, fue operado pero el tumor reapareció. Otra cirugía en 2018 tampoco logró extirpar los tejidos malignos. Un tercer intento terminó mal. "Hablé con otro doctor y comencé a hacer radioterapia, pero tuve que abandonar porque tenía mucha toxicidad. A la séptima sesión tuve que dejar por el dolor, tomaba morfina cada cuatro horas”, relató Sebastián.
En febrero de ese año fue internado, le aplicaron quimioterapia y su vida estuvo en severo riesgo: "Un domingo llaman a mi familia y les dicen ‘disfruten a Sebastián porque no sabemos si pasa de esta noche’. A todo esto, yo estaba completamente sedado. Cuando salí de ahí, me dijeron que mucho más por mí no podían hacer porque la médula ósea estaba a punto de dejar de funcionar por el tratamiento. Me mandaron a casa a morir”.
Desesperado, D'Amico comenzó a buscar ayuda afuera del país. "Hay una clínica en Los Ángeles que se llama Centro de Cáncer, donde trabaja un médico que se especializa en cabeza y cuello. También hay otro en Manhattan que es muy bueno. Hoy estamos haciendo la campaña, pero con el tema del coronavirus y el aumento del dólar se hace realmente complicado”, explicó.
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Mientras espera que pese a la cuarentena le permitan viajar, Sebastián cuenta su vida en las redes sociales. En Instagram tiene más de 16 mil seguidores y, a través de un CBU, ya logró recaudar 220 mil pesos.
Ayuda
A partir de esa repercusión, el joven fue contactado por Eduardo Sosa, un cirujano plástico argentino que reside en el exterior. De forma gratuita, le brinda atención a través de un equipo en Buenos Aires y analizan los pasos a seguir.
“Es importante tener presente que esto es salud y que para generar una intervención quirúrgica, que si Dios quiere se hará, todo va a depender de las condiciones del paciente, porque la cirugía puede ser muy exitosa e igual perjudicarlo”, remarcó Sosa.
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Sebastián agradeció los esfuerzos: “La verdad, me pone más que feliz esta nueva oportunidad, me llena de orgullo saber que hay cirujanos que se animan a hacer la intervención, pero tengo que tener los pies sobre la tierra y entender que hay que hacer muchos estudios, por más que yo tenga todas las ganas de operarme”.