María Eugenia Cadamuro (46) fue asesinada de un escopetazo en la cabeza el 15 de marzo de 2017. Su cuerpo apareció en un campo cerca de Villa Gutiérrez, en Jesús María. La buscaban desde hacía tres meses.
Por el sangriento crimen, su hijo Jeremías Sanz es el único imputado y detenido por homicidio doblemente calificado, por el vínculo y por violencia de género. En agosto de ese mismo año, la Justicia difundió varias pruebas que complicaban su situación: Maru Cadamuro tenía puesta la campera de su hijo cuando fue asesinada.
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Dos años después, comenzó el juicio en la Cámara 8va del Crimen en la ciudad de Córdoba. Por primera vez, Sanz declaró públicamente y negó ser el autor del hecho: “Yo no maté a mi madre”. Además, cuestionó el proceso de investigación y sostuvo que se dijeron mentiras en su contra.
Por su parte, Luis Juez, abogado del viudo Pedro García, sostuvo que el Sanz la asesinó por varios motivos: “Por codicia, locura, desesperación, pelea por tema de recursos, la discusión por unas hectáreas y un tema de sucesión en el medio. Va contra la naturaleza, que dice que la cría no mata a sus progenitores”.