Un dolor a flor de piel, imposible de reparar. La familia de Fausto Palavecino, la primera víctima del macabro juego de la Ballena Azul en la Argentina, aún no encuentra explicación. Su mamá lo encontró en “estado desesperante” a punto de ahorcarse. Junto a su marido le hicieron respiración boca a boca y lo trasladaron al hospital.
El chico de 16 años perdió la vida luego de permanecer un mes internado en Entre Ríos. Su papá, Adrián Palavecino, habló por primera vez de este drama que atraviesa con su familia. “Mi hijo murió porque estaba jugando a la Ballena Azul. Mi dolor fue no haberme dado cuenta a tiempo de cómo estaba sufriendo y qué estaba haciendo”, aseguró en diálogo con Perfil.
Aún en estado de shock y después de atar cabos, logró entender cómo llegaron a ese fatídico día: “En los últimos meses, por ejemplo, si bien no era muy abierto, se encerró aún más. Empezó a usar muñequeras, pero en realidad se las ponía para taparse los cortes que se hacía en los brazos. Pasaba horas en las redes sociales, en especialmente de madrugada, que es cuando se inicia el juego”.
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Sin consuelo. “El dolor más grande que tengo es saber que buscaba la manera de dejar de sufrir a través de este juego siniestro y no me di cuenta”, explicó Palavecino. Desde el 25 de junio, cuando Fausto falleció, el hombre decidió concientizar a los padres sobre los peligros de este desafío mortal.
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“Hoy les pido a los papás y las mamás que controlen a sus hijos en las redes sociales, que controlen sus actitudes y denuncien en la Justicia para que esto no siga pasando. Hay jóvenes corriendo riesgo por este juego”, escribió en su muro de Facebook.