Perder a un hijo es, con seguridad, el peor dolor que puede sufrir una mujer. Pero Romina Pizarro lo padece aún más: hace siete meses, decidió tener a su bebé a través de un parto domiciliario y el pequeño murió. En una nota exclusiva con Noticiero Doce, se mostró arrepentida por no haber escuchado a los médicos y advirtió por los peligros del "parto en casa".
"Mi más grande miedo era que todos mis obstetras y médicos me decían que era muy peligroso intentar un parto natural", recordó la mujer de 37 años, que ya había tenidos dos hijos por cesárea. En este caso, contrató parteras domiciliarias que le aseguraron que no había riesgos. "Me decían que el riesgo más grande era ir a cesárea de nuevo, que nunca había pasado nada", repasó sobre las supuestas especialistas que le cobraron 18 mil pesos.
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El resultado de esa decisión fue drástico: "Me tuvieron una semana con trabajo de parto. Pedí varias veces ir a la clínica porque no me sentía bien. Ellas venían a casa y me controlaban, me decían que estaba todo bien. Y el último día, yo estaba ya sangrando y con mucho dolor, me hicieron el último control y mi bebé ya no estaba más".
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Un desastre
Entre lágrimas, Romina advirtió por los peligros de la falta de información. "A veces el sueño de tener un parto natural te lleva a creer cosas que no son y a confiar en gente que no sabe lo que está haciendo. Lo que hicieron conmigo fue un desastre", lamentó.
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Aunque el final trágico ya es irreversible, dejó una reflexión para otras mujeres que evalúan tener un parto en la casa: "Espero que puedan elegir con conciencia e información. Yo no había escuchado a nadie. Te lavan mucho la cabeza, ellas juegan con la vida de nosotros y cuando le salen mal desaparecen".