Las carnes ya crujen en la parrilla en la casa donde vive Mercedes Luna. Su hijo cumple años y la familia se reúne en el hogar de barrio Quintas de Argüello para festejar. Sin embargo, no es el único motivo de alegría. Su madre, Mercedes Rosa Valle, también tiene sus razones para (literalmente) bailar de felicidad.
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La mujer de 79 años protagonizó una de esas historias que tocan el corazón. Junto a su hija fue a comprarse unas zapatillas a un local céntrico de Córdoba. Después de encontrar un par que se ajustara a sus comodidades, ambas fueron a pagar el producto, pero se dieron con que la tarjeta estaba vencida y no podían pagar.
En aquel momento, la vergüenza y la frustración se apoderaron de sus corazones. "Fue muy triste para mí tener que decirle 'mamá te tenés que sacar las zapatillas'", reveló Mercedes Luna a Telenoche. Pero un "buen samaritano" impensado apareció en escena.
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Al ver la angustia de las Mercedes por la desilusión de no poder llevarse el calzado, el dueño del comercio decidió regalárselo. Cuando se enteraron de la decisión, todo fue emoción y la abuela Mercedes se abrazó con las empleadas del local, que no paraban de llorar de la emoción.
"No hay palabras, voy a tener que ir a conocer a los dueños para agradecer todo lo que han hecho por mí", dijo la abuela Mercedes. Por su parte, la hija compartió su conmoción ante semejante gesto desinteresado: "Fue muy impactante, no lo esperábamos. No lo podíamos creer, nos largamos a llorar, estuvimos una cuadra llorando".
Además del valor de la buena acción del comerciante, Mercedes hija también lagrimeó porque la situación le hizo recuperar la fe en las personas. "Perdí la fe en Argentina. Parte de mí se fue con mi hija, que se fue a vivir a Andorra. Esto me hizo ver que todavía hay posibilidades en mi Argentina. La actitud de este hombre me dio aliento, esperanza", manifestó con firmeza.
Tal es la esperanza recuperada que la abuela se animó a meter una corrida triunfal con sus zapatillas nuevas. El asador llamó a comer y es momento de degustar el asado. Sobran los motivos para festejar.