Los investigadores buscan pistas para determinar cómo se desencadenó la pesadilla en barrio Observatorio en las primeras horas del domingo. En un departamento del sector, una agente de la Policía le disparó a sus dos hijos: un niño de 10 murió, mientras que una nena de 7 años sobrevivió y se encuentra estable.
Tras el ataque, la mujer de 32 años intentó suicidarse pero un servicio médico la rescató con vida y la trasladó al Hospital de Urgencias. Allí permanece internada en estado crítico, según señalaron las fuentes consultadas.
Por otro lado, con respecto a la situación de la niña herida, desde el Hospital de Niños destacaron que "va evolucionando bien" y que "está estable clínicamente". Lograron retirarle la asistencia respiratoria y el pronóstico es alentador, afirmaron este lunes.
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Los principales daños los presentó en un pulmón, pero tiene una recuperación satisfactoria y seguirá monitoreada en la unidad de terapia intensiva, explicaron.
El padre de la nena y expareja de la agresora, relató en diálogo con El Doce que en el hospital la pequeña "está asustada. Lloró y, por lo que me dicen, vio todo. No entiende por qué está ahí".
La causa judicial
La policía está en calidad de detenida en el Hospital de Urgencias, según precisó el Ministerio Público Fiscal (MPF). Se encuentra imputada de homicidio calificado por el vínculo en perjuicio de su hijo de 10 años de edad y tentativa de homicidio calificado por el vínculo debido a la situación de la hija que sobrevivió.
El caso es investigado por la Fiscalía de Instrucción en Violencia de Género y Familiar del Quinto Turno, a cargo de María Celeste Orta Córdoba. A través de la Unidad Judicial de Homicidios se continúa "recolectando pruebas, recepcionando testimonios y realizando trabajos en conjunto a Policía Judicial en el lugar del hecho", comunicaron.
En tanto, este lunes los interrogantes surgieron en torno a la situación de la agente, quien presentó antecedentes psiquiátricos antes de ingresar a la Policía y, según denunció su ex, no estaba en condiciones de portar un arma. Esto puso bajo la lupa los estudios psicológicos realizados en la fuerza de seguridad.