Un fuerte estruendo a las 6:30 de este jueves sobresaltó a los vecinos de Miramar de Ansenuza. La explosión en la fábrica Fulminantes Imaz provocó la muerte de un empleado de 42 años y dejó a otro con heridas, aunque no de gravedad.
El siniestro se desató en un secadero de pólvora ubicado en la parte exterior del predio, que está en el ingreso a la ciudad de la gran Laguna de Mar Chiquita.
De acuerdo a las primeras informaciones, el cuerpo de la víctima fue encontrado a metros del lugar debido a la fuerte onda expansiva, que también causó daños materiales.
La fiscal Silvana Quaglia de Morteros intenta determinar si se trató de un accidente o si hubo negligencia. Mientras tanto, ordenó establecer un perímetro de seguridad en la zona y el cierre provisorio de la fábrica.
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En el lugar trabajan Policía Judicial, personal del Departamento Unidades de Alto Riesgo (Duar) y especialistas en explosivos. Además, indagarán a autoridades de la empresa.
Fotos: gentileza radio Cardinal Miramar.
El intendente, el dueño
La fábrica Fulminantes José Imaz pertenece al actual intendente de Miramar de Ansenuza, Adrián Walker, y a su familia. Desde 1958, la empresa se dedica a la producción y comercialización de fulminantes para escopetas y pistolas.
Se entiende por fulminantes a las cápsulas donde se aloja una sustancia química altamente explosiva encargada de la ignición. Es decir, la carga explosiva que lanzará el proyectil a través de escopetas o pistolas.
Según la historia publicada en el sitio oficial de la fábrica, el ingeniero químico José Imaz, nacido en la provincia de Santa Fe, llegó a la ciudad cordobesa de Miramar y abrió un taller para producir industrialmente los componentes para recargar cartuchos.
Fue entre 1954 y 1957. Imaz era un aficionado de la cacería y, ante las dificultades para conseguir fulminantes, realizó varios ensayos hasta que logró su objetivo. En 1958 comenzó a funcionar la fábrica Fulminantes Imaz y Ryser, luego de obtener las autorizaciones correspondientes.
Pero la sociedad se disolvió al poco tiempo y pasó a llamarse Fulminantes José Imaz. Allí trabajaba su familia y la de su esposa Zunilda Walker.
En 1983, Adrián Walker, sobrino de Imaz y de profesión químico, continuó con el legado y diseñó un “nuevo fulminante, con otro material y otro proceso de elaboración”.
“El 15 de febrero de 2002, fallece José Imaz. Desde entonces y hasta la actualidad, la empresa es conducida por su sobrino Adrián Walker”, detallaron en la historia.