La furia del agua durante el fin de semana dejó consecuencias de toda índole en la ciudad de Córdoba: La Cañada desbordó, hubo caída de árboles y postes, tramos de pavimento que cedieron, cortes de energía y casas inundadas.
Es la segunda tormenta intensa que se registra en el inicio de 2024 y, de acuerdo a los reportes de la Municipalidad, entre el 31 de diciembre del año pasado y este fin de semana cayeron 210 milímetros.
Los vestigios del feroz temporal aún permanecen a la vista. Pero muchos vecinos no salen del asombro al ver los videos de cómo el agua que contiene La Cañada llegó a las calles. Sobre este inconveniente, el ingeniero y tesorero del Colegio de Ingenieros de Córdoba, Javier Piccolo, explicó en Arriba Córdoba que este tipo de desagüe tiene un limitante.
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“La ciudad sigue creciendo y la obra no se puede agrandar ni generar un cambio que conduzca más agua porque ya está materializada”, sostuvo. Por esta razón, destacó que la ingeniería plantea desde el uso de los manejos de recursos hídricos frenar el agua a partir de la construcción de lagunas de retención o lagunas de retardo.
En ese sentido, detalló que son “lugares donde el agua de lluvia se almacena temporalmente para luego ser vertida en los canales y en los mismos arroyos y ríos”.
“El marco normativo de la provincia de Córdoba lo implementó hace muchos años en las urbanizaciones nuevas, pero no está del todo aplicado en la ciudad de Córdoba, que es la única solución que tiene La Cañada o algún desagüe pluvial para no colapsar”, enfatizó Piccolo.
Destacó que en algunas zonas de Circunvalación se crearon varias lagunas de retardo que “drenan el agua que viene de afuera de la ciudad antes que entre a los canales de desagüe”.
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“Son grandes zonas de espacio con unos pequeños terraplenes de 1 o 2 metros de altura, donde el agua se almacena temporalmente y se va liberando de manera ordenada y controlada aguas abajo para no afectar la capacidad del canal y entonces no llega toda junta y de manera abrupta”, describió.
De hecho, reveló que en grandes superficies como supermercados tienen este tipo de lagunas para frenar el agua de las playas de estacionamiento y no colapse el desagüe de la calle. Y precisó que es necesario “pensarlo a gran escala, donde hay espacio físico a desarrollar”.
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Sin embargo, en zonas urbanas y consolidadas, Piccolo dijo que “hay otros dispositivos como regulaciones enterradas, pequeñas cisternas o cámaras donde baja el agua de la lluvia, se almacena y luego se puede utilizar para riego o desaguando en mucho tiempo posterior a que pasa la lluvia para no colapsar los sistemas”.
Tercer socavón en una semana
En Año Nuevo se hundió un tramo de la avenida Vélez Sarsfield, a la altura de Ángelo de Peredo, donde se realiza una obra inmobiliaria. Una situación similar ocurrió Pasaje Las Heras de barrio Ducasse.
Este fin de semana, otro cráter se produjo en la misma avenida Vélez Sarsfield, pero en esta oportunidad cerca de Lázaro Langer en barrio Las Flores.
Sobre este problema, el ingeniero Piccolo aseguró que la forma principal para evitar socavones es que “el suelo no se moje, que no haya tanta agua en las calles”.
“Cuando el agua ya está en la calle empieza a ganar por debajo del pavimento y veredas y puede generar este tipo de situaciones. Lo que estamos viendo es claramente el caño que una la boca de tormenta falló y mojó el suelo debajo del hormigón hasta que se hizo grande el socavón y colapsó el pavimento”, indicó.
Bajo ese análisis, insistió en que “los caños de desagüe pluvial requieren mantenimiento”. “Por lo que se ve, este problema ya se había expresado porque había como un muro que no permitía el ingreso de agua a la boca de tormenta y fallaba en cuota. Esa situación se hubiera evitado si los desagües estuvieran funcionando correctamente y correctamente mantenidos”, concluyó.